Griñán logra la Presidencia del PSOE tras forzar la salida de Chaves

SEVILLA- «Magnífica» para los intereses políticos y electorales de Andalucía y España. Así consideró ayer la dirección del PSOE-A, con su secretario general, José Antonio Griñán, a la cabeza, la Comisión Ejecutiva Federal diseñada por Alfredo Pérez Rubalcaba que logró un respaldo del 80,42 por ciento, del 38 Congreso del partido. Los ecos del «chaconeo» de sus principales miembros como la secretaria de Organización, Susana Díaz, les eran ya imperceptibles cuando expresaron su satisfacción por la inclusión de seis andaluces en el órgano federal: Gaspar Zarrías, artífice del apoyo de Jaén a Rubalcaba, en la Secretaría de Política Municipal; la diputada por Málaga aunque afincada en Madrid, Trinidad Jiménez, como secretaria de Política Social; la granadina María del Mar Villa, secretaria de Educación y Cultura; los vocales sevillanos María José Fernández y Javier Fernández; y la vocal malagueña María Gámez.

Pero si hubo un nombramiento por el que sacaron pecho fue por el de Griñán como presidente del PSOE. Para algunos miembros del Federal «una muestra de que el nuevo secretario general es consciente de la importancia de las elecciones del 25 de marzo, más allá de puñaladas internas». Y una elección con intrahistoria.

El presidente de la Junta, sucesor en ese cargo de Manuel Chaves, como en la Secretaría General del PSOE andaluz, vuelve a sustituir a éste en la Presidencia nacional de la formación. Dijo que es «muy bonito» ese relevo pero fuentes del partido aseguran que tensó de nuevo la cuerda para lograrlo. De hecho, Zarrías, quien consiguió sortear las «presiones» del PSOE-A sobre la renovación de sus representantes en la Ejecutiva Federal, hizo constar que si Griñán es presidente del partido es «por la generosidad» de Chaves, su predecesor en ese cometido desde 2000. Según ha podido saber LA RAZÓN, y pese a que el ex vicepresidente del Gobierno central afirmó que se ha ido cuando el PSOE se lo ha pedido, durante las negociaciones para conformar los nuevos organigramas directivos que se prolongaron hasta la mañana de ayer, el equipo del presidente andaluz hizo bandera de los Estatutos para reclamar la salida de Chaves. Aludieron en concreto a la disposición adicional quinta en la que se afirma: «Ningún cargo orgánico ejecutivo podrá ser ocupado por la misma persona durante más de tres mandatos consecutivos». Si bien es cierto que la Presidencia del PSOE no es un puesto ejecutivo. Griñán defendió en público que ser el sempiterno heredero es para él, aparte de una «costumbre, también un honor». Chaves, quien ha trabajado codo con codo con Rubalcaba y dijo que no «estorbaría», no negó a este periódico que su intención era continuar en una función interna que ahora permite al presidente andaluz gravitar en la órbita del secretario general, pese al evidente respaldo del «aparato» del PSOE que lidera a Carme Chacón.

El 38 Congreso Federal del que, según Rubalcaba, «el partido sale más fuerte» para hacer «políticas más útiles», ha dejado también numerosas heridas que restañar. Todo parece indicar que entre ellas hay que incluir la relación entre Griñán y Chaves. El distanciamiento entre ambos es un hecho, según el círculo del ex presidente de la Junta que apunta a la «escasa elegancia» que ha demostrado el entorno de su legatario en el hotel Renacimiento de Sevilla.

El ya ex presidente del PSOE se incorporará finalmente al Comité Federal, máximo órgano del partido entre Congresos, en el que estará presente además, entre otros andaluces, Susana Díaz.

«Somos un gran partido, que actúa con grandeza, con altura de miras», proclamó Rubalcaba en el Plenario en su discurso para clausurar el cónclave. Lo van a tener que demostrar porque no son pocas las dificultades que han de afrontar con dos citas electorales a la vuelta de la esquina: Andalucía y Asturias. El 25 de marzo sí se presenta Griñán y podrá llamársele perdedor si no gana.