Actualidad
España la razón por J A Gundín
Lo que anhela la mayoría de los españoles no es que el PP desbanque al PSOE para que los socialistas expíen en la oposición sus muchos pecados, sino para que lidere una regeneración profunda en la forma de gobernar, en la de hacer política y en la de gestionar el interés público. Si el ciudadano reniega de los políticos es porque muchos de ellos, no todos, han arrojado por la borda principios y normas éticas como si fueran un lastre en su asalto al poder. Cegados por el brillo del botín han actuado como piratas quienes debieron conducirse como leales servidores. De ahí que una de las tareas más urgentes que ha de acometer nuestra nación, además de la reactivación económica, es la de reivindicar la dignidad de la acción política, devolver la confianza en la gestión pública y rehabilitar los fundamentos morales del edificio social que todos habitamos. Nuestro periódico ha abierto una reflexión en voz alta, precisamente bajo el lema «España es nuestra razón», destinada a indagar en esa regeneración. Salvando las distancias pertinentes, el mismo impulso de 1812 nos convendría hoy para renovar el pacto constitucional de 1978, de modo que los valores espirituales, sociales y políticos que la inspiraron recuperen su función ancilar de la convivencia. Es muy probable que Arenas gane las elecciones y justo será celebrarlo como un cambio de higiene democrática. Pero si los votantes le otorgan la mayoría absoluta no es para cambiar de collar sino de conducta, de forma que donde ha medrado la golfería, la corrupción y el fraude se cultiven virtudes cívicas vulneradas como la honradez, la lealtad y el respeto al bien común. Si Rajoy logra sacar a España de la crisis habrá demostrado ser un gran gobernante, pero si consigue rescatarla de su postración moral se ganará el reconocimiento de gran estadista.
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