Sevilla

OPINIÓN: Tanto para esto

La Razón
La RazónLa Razón

El empequeñecimiento de Sevilla se percibe incluso en la inanidad de sus hampones. Ciudad marginal, llevamos a las portadas de los periódicos delitos de menudeo y se terminará, como en los setenta, editorializando sobre los tirones a los guiris en el barrio de Santa Cruz. Cuarenta y dos detenidos por estafar menos de dos millones: si todos delinquiesen en la misma proporción, no saldría ni a 50.000 euros el implicado. Hay varios directores de sucursal bancaria entre los arrestados pero su parte del botín no llega ni al sueldo anual que perciben los de su rango. Pues fíjense si está cortita la cosa que para esa miseria han movilizado a constructores, agentes inmobiliarios, corredores de comercio y hasta a un notario, que en los años buenos un señor notario se levantaba ese monto al mes él solito por garabatear papeles. Vamos, con dos millones no tiene el camarada Vázquez ni para las cortinas de esa fundación tan solidaria con los menesterosos. Monteseirín se ha fundido más o menos eso en el servicio de habitaciones de sus variados viajes y a sus compañeros de partido apenas le da para un par de plenos multilingües en el Senado. Es la diferencia entre la España real y la España oficial: en la una, se juntan varias docenas de tíos para malversar una cantidad que en la otra se despilfarra en tres ratos.