Literatura

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El nuevo Phil Jackson

La Razón
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No he podido resistirme a escribir sobre el Bar- ça-Lakers. Podía haberlo hecho sobre la segunda jornada de la ACB y el buen papel de los más jóvenes, pero lo del Sant Jordi fue un acontecimiento con mayúsculas.
Fue un buen partido, intenso, vibrante y que permitió al Barcelona sentirse por un día el mejor equipo del mundo. Es cierto que el momento de preparación es desigual, pero la victoria siempre estará ahí.
Tenía ganas de ver de cerca al «Maestro Zen», al «Señor de los Anillos», a… Don Phil Jackson. Si he seguido a algún colega en las últimas décadas, éste ha sido Mr. Jackson. Un director de grupo capaz de hacer rendir al máximo nivel a los más grandes: Jordan, Pippen, Bryant, O'Neal, Gasol… Y que los equipos funcionaran. Lo ha hecho por la vía del consenso, de una cierta autogestión del grupo y llevando una buena relación con los jugadores. Sí, tenía ganas de verlo.
Bastó lo que dura un partido para que mi percepción por él cambiase. Sus declaraciones después diciendo que el Barcelona no tiene nivel para jugar en la NBA me suenan a pataleta de niño pequeño enfadado porque no acepta perder. Optó por el menosprecio. No puede decir que el Barcelona es un equipo con poco físico. Evidentemente, no ganaría el anillo, pero estaría luchando por estar en los «play-off».
Quizá lo que ocurre es que no puede entender cómo hay jugadores de un nivel tan alto en otro equipo, que, además del talento físico, tienen el talento de saber jugar a baloncesto. Así sucede con un tal Navarro. No sólo hay que correr y saltar. Se trata de jugar, pasar el balón y eso el Barça lo hizo como nadie. Phil sintió envidia y no fue precisamente sana.