Roma
Rajoy: «No nos planteamos pedir a Europa la compra de deuda»
MADRID- El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, optó ayer por exhibir prudencia, contención y discreción. Justo en la actitud opuesta a la que manifestó tras el acuerdo del Eurogrupo para auxiliar financieramente a nuestros bancos, y eso que ayer podía sacar pecho de que esta batalla la había ganado. No quiso hablar de vencedores –España e Italia– y perdedores. Ni desvelar nada sobre la negociación que ya se estaba leyendo política y mediáticamente como una victoria suya y del tecnócrata Mario Monti. Prefirió hablar del agradecimiento a los socios comunitarios; destacar que el resultado de la cumbre era consecuencia del esfuerzo conjunto por defender el euro; y advertir de que aunque esta prueba de fuego se ha superado, la «guerra» no ha terminado.
Al inicio de esta semana Rajoy afrontaba la cumbre con un «moderado escepticismo», que en clave oficial se traducía en la afirmación de que «el Gobierno es moderadamente optimista» sobre los resultados de la reunión. Rebaja de expectativas que iba dirigida a menguar el golpe en el caso de que los distintos frentes de negociación acabaran frustrándose.
Sus dos principales prioridades eran la recapitalización directa de la banca y el apoyo a la deuda soberana. El Gobierno sigue creyendo que la manera más rápida de contener la presión de los mercados sobre nuestra prima de riesgo continúa estando en manos del Banco Central Europeo (BCE), una petición que han trasladado repetidamente a la canciller, Angela Merkel, también por boca de Rajoy.
En estas semanas previas de intensa negociación, Merkel incluso intentó llevarse a Rajoy a su terreno para que colaborase en la desactivación de la reunión en Roma, la conocida como «cumbre del crecimiento», que se inventó Monti durante el último G-20. Pero el Gobierno español prefirió diversificar opciones y jugar a una diplomacia multidisciplinar. Sin enfrentarse a Merkel, pero sin desaprovechar las oportunidades del frente común con Monti, con la sombra del presidente francés, François Hollande, por detrás.
Ayer Rajoy descartó pedirle al fondo de rescate europeo que compre deuda española. «No nos planteamos nada en ese sentido», respondió. A su juicio, Europa está «en el camino correcto» y las conclusiones del Consejo Europeo son una «respuesta clara y rotunda» y lanzan un mensaje «inequívoco» sobre que el proyecto europeo es «más fuerte y creíble». Se le preguntó por la letra pequeña del acuerdo, por la «condicionalidad» de la que habló el BCE o la propia Merkel, pero Rajoy se reiteró en el mensaje de que no hay otras condiciones que las que afectarán a los bancos, y que se están negociando en el Memorándum del rescate a nuestras entidades.
Además, despejó a córner lo que calificó de «tecnicismos notables» y se remitió a la literalidad del acuerdo y a los plazos que recoge. «Con absoluta franqueza: lo que me preocupa es intentar hacer las cosas bien. Lo mejor es que el Gobierno sabe lo que hay que hacer». «El proyecto del euro es hoy más creíble que ayer». Rajoy se identifica con el titular que ayer colgaba «Financial Times» en su web: «España gana la batalla de la banca». Pero fuentes de su entorno destacan que es consciente de que en la de la deuda soberana todavía pueden quedar sobresaltos y que las próximas semanas serán decisivas para la banca, en el mapa de las reformas domésticas y en la lucha contra el paro.
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