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Skármeta busca contar «grandes sentimientos» en una historia pequeña

Antonio Skármeta ha buscado un tono «voluntariamente menor» para contar la historia de «Un padre de película», su último libro. «Busco contar cómo una vida modesta, en un pueblo pequeño, aparentemente previsible, puede convertirse en algo lleno de turbulencias de fondo», explicó el chileno

La Razón
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«Cada uno de los personajes se juega la vida en sus decisiones y mi intención era conseguir mucha potencia en un frasco pequeño», afirmaba el autor de «El cartero y Pablo Neruda» sobre el libro, de apenas 150 páginas. «Está escrito con frases de prosa que podrían ser versos», apuntó la editora Ana D'Atri.

El relato, de tono iniciático, pone el acento en «una vida melancólica, de suaves texturas pero mucha concentración de ideas bajo la historia», según Skármeta, que pide al lector que «complete el gesto ambiguo» de los personajes. El punto de partida es la iniciación sexual del joven Augusto, que está a punto de cumplir 15 años. Su padre Pierre, y su profesor, Jacques, cargan con los silencios y fracasos del mundo adulto. Son supuestos maestros que tienen que enseñar algo que ellos mismos desconocen.

Emoción sin más

Por esta vez, Skármeta, cuya narrativa tiene un trasfondo político («El baile de la victoria»), deja la realidad al margen para centrarse en «los grandes sentimientos, sin presiones sociales que empujen al drama aunque sin olvidar que la ironía asoma detrás de la vida». «Pienso en los clásicos griegos, en los personajes depurados, sin zapatos. Nada que distraiga la emoción, ni épico ni enfático, un escenario esencial de la vida», afirmó.