Colaboración y desconfianza por Ely del Valle

Coinciden en el tiempo la detención de tres etarras en Francia y la visita del presidente francés para recibir el Toisón en reconocimiento a la manita que nos llevan echando los galos en la lucha antiterrorista. Doble reconocimiento: el del Gobierno al presidente más mediático que ha tenido el país vecino, y el que hay que otorgarles a las asociaciones de víctimas cuando apuntan a que ETA, en contra de lo que nos dijo Rubalacaba para eximir a la banda de responsabilidad en los atentados del 11M, miente con toda la bellaquería de la que ha hecho gala -que no francesa -a lo largo de su historia.

Los simpatizantes de Otegi, hermanado con Hitler en sus aspiraciones a conseguir el Nobel de la Paz, dirán que el terceto pillado in franganti con armas y material para dedicarse al bricolage explosivo, son tres versos sueltos.

O no dirán nada, que para el caso es lo mismo. Sí lo ha hecho Sarkozy dejando claro que él no está dispuesto a bajar la guardia. Hace bien y se le agradece. La cultura del buenismo que implantaron los gobiernos de Zapatero y que ha calado en parte de la clase política de este país, no cuela en los Pirineos donde los etarras, por fin, han dejado de hallar abrigo y donde la Guardia Civil está encontrando más colaboración que la que tuvo aquí durante los meses que duró aquella tregua mentirosa en la que se tuvieron en cuenta otros factores ajenos al del salvajismo a secas a la hora de detener a los malos.

Sarkozy se vuelve a Francia con una condecoración, y la Guardia Civil regresa a España con tres descerebrados en el furgón. Colaboración y desconfianza. Hay fórmulas que nunca deberían desecharse porque, entre otras cosas, está demostrado que funcionan.