Murcia
OPINIÓN: La vida social
El último día una década parece el momento indicado para hacer memoria. Y las únicas cosas que se pueden decir aquí son obviedades. El mundo ha cambiado muchísimo y, en apenas diez años, gran parte de nuestros hábitos se han transformado más que en todo el siglo anterior. Las tecnologías de la comunicación han sido centrales en todo esto. Aunque las transformaciones comenzasen mucho antes, esta ha sido la década de Internet y la verdadera década de la Globalización. Por supuesto, ha sido también la década de las catástrofes. Iniciada con el atentado a las torres gemelas, pero continuada todos los días en todos los lugares. Catástrofes televisadas, pero también miles de catástrofes sin televisar, olvidadas, silenciadas. Ha sido también esta una década de guerra continua. De guerra por territorios, pero sobre todo de guerra por identidades y modelos de entender el mundo. Es la década en que la modernidad definitivamente se rompió en mil pedazos y sus cristales se clavaron en las periferias de Occidente, causando heridas, pero funcionando al mismo tiempo de espejos que han dado lugar un caleidoscopio que ya no somos capaces de articular. Pero lejos de todas estas abstracciones, lo cierto es que, para el hombre de la calle hay cosas que siguen siendo igual todos los días. Vivir, amar, trabajar... Unos, los de aquí, los de siempre, lo tenemos más fácil (por mucho que nos quejemos y defendamos lo que es nuestro); otros, los de allí, o los de allí que están aquí (más cerca de lo que imaginamos), siguen estando jodidos, como siempre han estado. Y la cosa, en ese sentido, tiene pocos visos de cambiar.
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