Tour de Francia

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No pero sí

La Razón
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Han tardado 565 días en declarar inocente a Contador. Inocente, según se desprende de la redacción de la sentencia. Sin embargo, se le ha condenado a dos años de sanción, aunque con carácter retroactivo, con lo que la decisión es auténtica chapuza. El Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), que ha aplazado la decisión final varias veces, se ha decido por un castigo con mala conciencia. No ha creído en el clembuterol aportado por un filete y sí en «un suplemento alimenticio contaminado». A Alberto Contador le encontraron en el control antidopaje, efectuado durante la segunda jornada de descanso del Tour, 50 picogramos de clembuterol. Con tal cantidad, el ciclista no se habría ayudado ni para subir el mínimo repecho.
No encuentran los jueces negligencia en el corredor y, no obstante, le castigan. No le aplican siquiera el beneficio de la duda. Se deben dar por satisfechos manteniendo la postura de que nadie deber burlar las leyes antidopaje, pero con tan mala conciencia que le van a permitir correr a partir del próximo 5 de agosto. Lo absurdo es desposeerle del Giro que ganó en 2011, año en que le fue permitido participar sin que sobre él pesara una condena. Corrió con el beneplácito de las autoridades del ramo. Lo ganó amparado por la ley. No ha bastado.
Posdata. Con el dopaje, tolerancia cero. Con el TAS, Dios nos pille confesados.