Estrasburgo
Otra familia intenta acampar frente a Justicia
Como ocurrió con el «caso Meño», Lina Álvarez solicita que se vuelva a juzgar la negligencia que sufrió su hijo
MADRID- «Moriré gritando y nadie me escuchará», «han destrozado el cerebro de mi hijo». Éstas son algunas de las frases que rezan en las pancartas que colocó ayer en la plaza de Jacinto Benavente, frente al Ministerio de Justicia, Lina Álvarez, médica lucense y madre de Exiquio Sánchez, un joven de 23 años que nació con parálisis cerebral debido, presuntamente, a una amiocentesis mal practicada. Esta historia de lucha por la justicia parece repetirse, ya que en el mismo lugar estuvo «viviendo» durante 522 días la familia Meño para exigir que se reabriera el caso de su hijo Antonio, quien quedó postrado en una cama tras una negligencia médica que se produjo cuando le operaron de la nariz. Sin embargo, Lina no está teniendo la misma suerte, ya que, además de que éstos consiguieron reabrir el caso gracias a un testigo y lograron una indemnización de un millón de euros, a Lina la Policía Municipal no le permitó desplegar sus pancartas, por lo que tuvo que marcharse a la Puerta del Sol, donde sí pudo hacerlo.
Lo que Lina pide es que se revise un caso que se archivó porque su abogado no se presentó para recurrir ante el Tribunal Supremo la sentencia emitida por la Audiencia Provincial de Lugo. «Dos neuropediatras declararon a mi favor diciendo que la lesión viene provocada por la amiocentesis y ningún profesional quiso declarar en favor de la defensa. Sólo se sacaron de la manga a otro pediatra de Valencia que dijo que podría deberse a una cuestión genética, lo que es absurdo porque hay informes que dictaminan que existe una involución de la lesión, lo que derriba ese argumento», explicó Lina. «He llegado a ir a Estrasburgo para pedir justicia, pero no pueden intervenir. Lo que necesito para reabrir este caso es una prueba nueva, pero los neuropediatras que declararon ante el juez me han dicho que más no se puede probar, que ya está probado todo».
Todos estos periplos judiciales han llevado a Lina a la quiebra, está endeudada y le han embargado todos sus bienes, además de la mitad de su sueldo. «No pararé de luchar por mi hijo y por la justicia», insistió.
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