China
Sindicalistas
La ciudadanía de este país puede sentirse muy orgullosa de todo lo que hemos avanzado en los últimos ochenta años. Un ejemplo está, sin ir más lejos, en la amplia y variada muestra de sindicalistas con la que contamos y que ya forma parte de nuestro acervo histórico y nuestro patrimonio social, político y sobre todo económico. Los fenotipos del sindicalista español despliegan una enorme diversidad de características, tanto físicas como conductuales, de ahí que seamos una de las primeras reservas ecológicas de sindicalistas del planeta Tierra, y del Sistema Solar. Por su morfología, por la identidad de sus alelos, sus propiedades bioquímicas, su fisiología y su comportamiento, existe un magnífico ejemplar de sindicalista que merecería ser exportado –a China, por ejemplo, donde están más que faltos de modelos así– y que denominaremos A. De una extraordinaria prudencia y altruista entrega, el Sindicalista A se siente impulsado por criterios humanitarios y socialmente «científicos», lo que le lleva a combatir fieramente a explotadores y especuladores como Juanillo M., que ya posee dos tiendas de muebles en su pueblo. O José R., que abrió un taller de motos hace treinta años y ahí sigue. O a Pepi, la de la mercería, que sueña con parecerse a Amancio Ortega. Entre los tres, tienen al menos cinco empleados fijos esclavizados. El Sindicalista A luce una barba a lo Karl Marx, que se ha podido dejar crecer pese a las adustas condiciones del mercado, que lo distraían. Considerando el trasfondo histórico de la moda, su vestimenta es intemporal: serviría para pasear sin llamar la atención a lo largo de todo el siglo XX, o del XIX. Camisa de cuadritos con dos botones desabrochados, jersey de pico azul de punto, pantalón de pinzas «vintage» de Armani, y de pana o terlenka para diario. Un clásico. Nuestro favorito es, sin embargo, el sindicalista B. Se le encuentra en colectivos de trabajadores explotados por el Gran Capital como controladores aéreos y etc. No es necesario realizar un estudio genético del sindicalista B para determinar cuál es la función primordial de sus genes: sus patrones hereditarios se pueden rastrear sin que haya necesidad de echar mano de argucias propias de la biología molecular. La naturaleza íntima que establece su función de ser vivo está siendo estudiada por el Ministerio de Fomento, y aguardamos los últimos estudios al respecto. Carece de barba, pero compensa la tara porque es clavadito a Luis Astolfi.
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