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Ataque «okupa» al legado de Gómez
Una veintena de pisos que el líder del PSM entregó en Parla han sido tomados por familias de etnia gitana. Los vecinos, atemorizados, denuncian que intentan entrar en casas habitadas y que el Ayuntamiento les da la espalda
MADRID- No es sólo la incomodidad de que tus nuevos vecinos no paguen la luz ni la comunidad que tú sí abonas o que destrocen los buzones y las zonas comunes, es el sinvivir de que una noche cualquiera te despierte el ruido de golpes porque alguien se intente colar en tu piso. «Y si no, es la Policía aporreando la puerta diciendo que no salgamos por cualquier reyerta». Loli tiene 24 años y lleva uno y medio viviendo en uno de estos pisos con su pareja y sus dos hijas de 5 años y 9 meses. «Nos han intentado robar muchas veces y ver sangre por el suelo porque ha habido peleas por la noche ya se ha convertido en algo normal. El sábado pasado, sin ir más lejos, hubo un apuñalado», asegura. Y es que desde hace algo más de un mes, la parcela situada en el número 15 de la calle Toledo de Parla se ha convertido en un «terreno peligroso», según palabras de la propia Policía Municipal, y sus 180 vecinos ya no pueden más. Son beneficiarios del Plan Municipal de Vivienda de Parla, unos pisos que el entonces alcalde de al localidad y ahora líder del PSM, Tomás Gómez, entregó a familias parleñas con recursos escasos y a las que ahora el Ayuntamiento les ha dado la espalda. Dicen que es la empresa concesionaria, Unifo S. A. –en quiebra desde hace dos años–, la responsable de denunciar las «okupaciones» que se vienen produciendo.
Las deficientes instalaciones de los 280 pisos entregados en 2008 hicieron que muchos adjudicatarios decidieran marcharse porque tenían que gastar un dineral en luz (el Ayuntamiento reconoció que en la promoción fallaba el sistema de aislamiento y en invierno la gente se helaba) y, por eso, hay más de un centenar de viviendas vacías. Primero pegaron la patada en una del portal 9A y allí se quedaron. El «efecto llamada» hizo el resto. Según los vecinos, ya hay 18 viviendas «okupadas» –la mayoría se concentran en los portales 3 y 4– y cerca de medio centenar de intentos.
Sin denuncias
Uno de ellos fue en casa de Loli, a las tres de la mañana. «Fui a poner la denuncia y la Policía me dijo que sólo podía hacerlo el propietario, es decir, la empresa. El Ayuntamiento ahora no se quiere hacer responsable de esto pero ellos fueron los que me entregaron el piso». Unas viviendas de escasos 35 metros cuadrados elogiadas por la que fuera ministra de Vivienda en 2006, María Antonia Trujillo,la «ideóloga» de estos habitáculos.
Los vecinos, que ya han recogido 60 firmas para quejarse «oficialmente» de la situación, acudieron el pasado lunes al Ayuntamiento para exigir una solución al alcalde. José María Fraile no se encontraba en dependencias municipales pero les atendió la directora de la Oficina Municipal de Vivienda, Ana Blázquez. «Nos dijo que no llamáramos a la Prensa porque ya iban a tomar cartas en el asunto», explica la misma vecina. La solución fue establecer un dispositivo policial de «control» de las viviendas. Consiste en que, desde ayer, los agentes van puerta por puerta, pidiendo el DNI a las personas que viven allí, según fuentes municipales. El dispositivo, permanente de 14:00 a 7:00 horas y aleatorio por la mañana, lo corroboran los vecinos, quienes ponen en duda su efectividad. «Es absurdo. Si yo estoy okupando una casa, no voy a abrir la puerta a la Policía», opina Loli. «El problema, además de las okupaciones, es la inseguridad. No tengo por qué encontrarme los buzones rotos, pintadas, ventanas forzadas y sangre en el suelo casi a diario. Están todo el día peleándose». Según fuentes policiales, los nuevos «okupas» vienen de poblados chabolistas o desahuciados de pisos de realojo. Y es que el problema de desalojar un edificio «okupa», como el pasado año en una parcela del Ivima en Navalcarnero, es que se van a intentar colar en otro. El Consistorio ya ha advertido a Unifo que, si no cumplen el pliego de condiciones, se anulará la concesión municipal, según fuentes municipales.
Por su parte, el PP de Parla ya hizo un ruego en el Pleno del pasado 13 de diciembre para que el Gobierno se preocupe de la situación.
Unos pisos polémicos desde su adjudicación
Las deficiencias en las viviendas que Tomás Gómez entregó en 2008 ya fueron denunciadas por este periódico el pasado mes de abril. No sólo las de la calle Toledo, hubo otras promociones con los mismos problemas en la calle Fuenlabrada, en la avenida de los Planetas y en la de Jaime I. Los vecinos pasaron de elogiar a Gómez –«gracias a él, tengo un piso»– a colgar pancartas en los balcones denunciando su pasividad cuando llegaron los problemas. El principal quebradero de cabeza de los adjudicatarios era el frío. Las paredes de pladur y el mal sistema de aislamiento hacían de las minúsculas viviendas de 35 metros cuadrados un verdadero congelador. «Nos gastamos hasta 700 euros al mes en calefacción y, aun así, seguimos teniendo frío», aseguraba una vecina.
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