Asia

Tokio

Terror en los supermercados por la radiactividad de los alimentos

Los japoneses ya no sólo tendrán que estar atentos al suelo que pisan por temor a un terremoto, al mar por si viene un tsunami y a los niveles de radiación que transporta el viento. Ahora también han de preocuparse por lo que escogen en el supermercado, especialmente a la hora de consumir vegetales, huevos y leche.

El humo salía de los reactores 2 y 3 de la central de Fukushima, ayer
El humo salía de los reactores 2 y 3 de la central de Fukushima, ayerlarazon

La Organización Mundial de la Salud (OMS), el mismo organismo internacional que ha tranquilizado a la opinión pública sobre la llegada de radiactividad a lugares como Tokio, aseguró ayer que los niveles de contaminación de los alimentos afectados por el escape son «muy preocupantes» y mucho más serios de lo que se dijo en un primer momento.

El Gobierno, por su parte, tranquilizó a los consumidores asegurando que no se permitirá la comercialización de productos que, como varias partidas de espinacas recolectadas en la provincia de Ibaraki, presentan niveles 27 veces superiores a lo permitido. Al mismo tiempo, se restringió la distribución de alimentos procedentes de las cuatro provincias más afectadas, un verdadero revés para los agricultores, ya de por sí castigados por la sucesión de desgracias. La preocupación se hizo palpable en los supermercados del país, algunos de los cuales todavía presentan problemas de desabastecimiento, como el de la estación de Morioka, donde todas las estanterías de comida fresca estaban vacías. Las autoridades de Tokio instauraron incluso un servicio telefónico para que los consumidores puedan consultar sus dudas.

Mientras, en la central de Fukushima la situación sigue siendo preocupante pero estable, como en los días anteriores. Ayer, los reactores 2 y 3 dieron un susto cuando empezaron a desprender humo, lo que obligó a desalojar a varios técnicos de la planta. Pero la alarma se suavizó después de que se midiesen los niveles de radiación, que no habían sufrido variaciones significativas. Los ingenieros que tratan de contener el desastre siguieron centrando sus esfuerzos en enfriar los reactores mediante agua marina y en poner en funcionamiento el sistema automático de refrigerado, después de que el domingo consiguieran conectar parte del circuito de la planta a generadores eléctricos.