«Indignados» de ida y vuelta

NUEVA YORK- La Policía de Nueva York desmanteló ayer de madrugada (6:20 horas en España) el campamento de «Occupy Wall Street» instalado desde hace dos meses en el Parque Zuccotti, en el distrito financiero de la ciudad. Centenares de agentes ataviados con cascos, escudos y palos desmontaron por sorpresa las tiendas de campaña y arrestaron a 147 personas. El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, y los propietarios de Zuccotti defendieron la actuación policial esgrimiendo razones de salud pública y seguridad. «Los manifestantes han instalado sus tiendas de campaña en el parque durante estos dos últimos meses, pero ahora tendrán que ocuparlo con sus argumentos», aseguró Bloomberg.

Horas después, un juez falló a favor de las autoridades de la ciudad y resolvió que los activistas del mopueden volver al parque Zuccotti, pero no están autorizados a levantar de nuevo el campamento.

Precisamente, el alcalde neoyorquino había optado por cerrar las puertas del parque hasta que se aclarase el contenido de la orden judicial y se puso a trabajar sobre una nueva ordenanza que prohibiera el uso de las tiendas de campaña y sacos de dormir en los espacios públicos de la ciudad.

Centenares de desalojados se reagruparon ayer a mediodía y protagonizaron una marcha por el bajo Manhattan. «La plaza de la libertad (por el parque de Zuccotti) era una metáfora y este movimiento trasciende la protesta en el parque», decía Kyle Depew, un camarero de 26 años de Williamsburg. Los «indignados» neoyorquinos, inspirados por el 15-M español, protestan desde el pasado 17 de septiembre por la inyección de dinero público en las entidades financieras, mientras la mayoría de las familias norteamericanas sigue sufriendo los altos índices de desempleo y precariedad. El desalojo de Zuccatti ocurrió después del de Oakland, que resultó el más violento, y precedió a los de Atlanta, Portland y Salt Lake City. Las autoridades querían evitar el «carnaval» previsto para mañana, que pretendía celebrar los dos meses de protesta en el corazón de Wall Street. Reuters