Albacete

Cuatro denuncias en papel mojado

La Guardia Civil y la Policía tramitaron dos acusaciones de la madre y dos del asesino

Los vecinos de El Salobral (Albacete) han colocado velas en el lugar donde murió Almudena como muestra de apoyo a la familia
Los vecinos de El Salobral (Albacete) han colocado velas en el lugar donde murió Almudena como muestra de apoyo a la familialarazon

MADRID- Las cenizas de Juan Carlos Alfaro ya descansan en la casa que le vio crecer, junto a sus padres y hermanos. Así lo han querido Antonio y Cándida, sus progenitores, que ayer le dieron el último adiós a uno de sus cuatro hijos. Tanto ellos como sus vecinos querrían volver atrás, hace apenas dos semanas, cuando celebraron las fiestas de la patata, el producto más típico del municipio. Sin embargo, las cámaras de televisión y la Prensa escrita siguen ahondando en la tragedia que comenzó el pasado sábado con la muerte de la pequeña Almudena Márquez, de su vecino Agustín Delicado y, que dos días más tarde, finalizó con el suicidio de su asesino confeso, Juan Carlos Alfaro o, como le conocían sus vecinos, «El Fraguel».

Mientras la Guardia Civil vigila de cerca la «vuelta a la normalidad» del pueblo, entre las familias de Almudena y Juan Carlos el cruce de acusaciones se sucede. No es una novedad que ambas estén enfrentadas, ya que, como confirmó ayer la Guardia Civil, a lo largo del año pasado, en la comandancia de este cuerpo en la vecina localidad de Aguas Nuevas, se interpusieron dos denuncias. También se tramitaron dos más en las oficinas de la Policía Nacional. Dos de ellas las interpusieron familiares de la menor de 13 años y las otras dos son denuncias de «El Fraguel» hacia la familia de la niña con la que salía desde algo más de ocho meses. Como apunta Efe, el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, afirmó ayer que desde el pasado mes de febrero «existe constancia de cuatro denuncias. Se tramitaron en su día. La Guardia Civil lo que hace es tomar denuncia, tomar declaración, tramitar y hacer cumplir la Ley permanentemente», insistió Fernández de Mesa. Uno de los vecinos de Aguas Nuevas, a cuatro kilómetros de El Salobral, confirma que Juan Carlos pasó en varias ocasiones por las dependencias del cuerpo de seguridad: «Le vi entrar un par de veces a lo largo de los últimos meses pero nunca supe por qué». Lo cierto es que mientras la familia de la pequeña Almudena intentar recuperar su vida y se aleja de los medios, los padres de Juan Carlos mantienen desde el pasado sábado el mismo argumentario: «Nuestro hijo era muy bueno, la presión de la familia de la chica pudo con él», insiste Cándida, su madre. Su tío Francisco, con el que mantenía largas conversaciones, no intenta dar explicación a lo sucedido. Se enroca: «Mi sobrino no era un mal chico. No sé que le pudo pasar. En ningún momento me dijo que le iba mal con la chiquilla. Sé que la familia de ella no aceptaba la relación, y no lo entiendo. Si dos personas se quieren deben dejarlas estar juntas». No pensaba lo mismo Paqui, la abuela de la menor que la vigilaba en cada momento: «La venía a buscar a la parada del autobús (a apenas 3 minutos de su casa) y no la dejaba conectarse a internet sin que ella la vigilara», comenta Esther, una compañera del instituto de la menor a la que comentó los inicios de su relación: «Hasta hace tres meses me decía que le quería mucho». Almudena vivía con su abuela desde hacía algunos años cuando Adela, la madre de la menor, terminó con la relación que mantenía con José, otro vecino de Aguas Nuevas. Como explican en este pueblo: «José era el que se ocupaba de la niña. La madre no le prestaba la atención necesaria. Cuando se separaron, José pidió la custodia de Almudena pero no se la otorgaron. Por eso, la niña fue a vivir con su abuela».

 

UNA RELACIÓN MENOR-ADULTO SIN FUTURO
La historia profesor-alumna es un clásico. En 1993, una joven, de 12 años, y su profesor de Ciencias Naturales, de 35, se fugaron desde Ayamonte (Huelva) a Ibiza. El hombre fue detenido en Denia (Alicante) cuando desembarcaban del ferry. Los padres de la menor no consintieron la relación, hecho que provocó la huida. Su padre, Policía Local, interpuso una denuncia contra el profesor, pero luego la quitó para complacer a su hija. De hecho, aceptó la relación que, según los protagonistas, no llegaron a consumar. Sin embargo, a los dos años saltó la noticia de la ruptura de los conocidos como «Novios de Ayamonte», debido a la gran diferencia de edad entre ambos, pese a que su intención era casarse cuando la joven cumpliera los 17 años. La menor alegó su interés por salir con amigos de su edad.