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OPINIÓN: Sonrojo y alarma social

Hoy se cumplen 3 años de la mayor catástrofe aérea de la aviación comercial de los últimos 25 años en España, una tragedia que dejó 154 fallecidos y 18 supervivientes, entre pasajeros y tripulantes, de las 172 personas que subieron confiadas al Vuelo JK5022 para nunca llegar a su destino.

Imagen del avión de Spanair, un MD-82, siniestrado
Imagen del avión de Spanair, un MD-82, siniestradolarazon

La AVJK5022 tiene la convicción profunda en el incansable trabajo que viene desarrollando a través de la acusación popular que ejerce en el Juzgado Nº 11, hoy ya hay 5 imputados y la lista sigue abierta...

En estos 3 años, la AVJK5022 ha aprendido mucho sobre el transporte aéreo, no tenía otra opción, y se ha fijado en otros países del mundo porque en España no había antecedentes de asociaciones de víctimas de la aviación comercial (estamos a años luz del tratamiento y asistencia que dan otros países a las víctimas). Por eso es tan esencial abrir camino para los que vengan, que vendrán, detrás de nosotros, víctimas nuevamente de un sistema que opta por pagar indemnizaciones que son más baratas que invertir en seguridad aérea e implantar una cultura preventiva que evite el padecimiento de las personas. No es una utopía; en Europa, Reino Unido es un claro ejemplo.

Causa sonrojo y produce alarma social a los que utilizamos el avión como medio usual de transporte –los isleños no somos ajenos a ello– que se siga en esa cultura obsoleta de culpabilizar al que muere porque al dramatismo de perder la vida de forma tan violenta se une para los padres, esposas e hijos de los profesionales que pagan con su vida el hipotético error que se les achaca cargar socialmente con la culpabilidad que se les echa encima de su memoria y recuerdo. La alarma del TOWS no sonó y los pilotos no fueron advertidos de que el avión estaba mal configurado. Pero eso, siendo grave, no fue nada al lado de la avería que tenía. ¿Cómo hacer milagros con una máquina que no está en condiciones de volar? ¿Cómo elegir entre la vida y el paro o seguir volando y la muerte?

Esta tragedia ha demostrado que para gestionar un Ministerio tan especializado como es el de Fomento se necesitan conocimientos que fundamenten las decisiones que se tomen en materia de transporte aéreo, porque dejar en manos del poder establecido –que ve pasar gestores como quien oye llover– es tanto como bendecir lo que la AVJK5022 y otros colectivos vienen denunciando con claridad: ¡Basta ya de echar la culpa al muerto! Eso es esconder las graves deficiencias de un sistema que necesita de una profunda renovación, la primera y más acuciante: un cuerpo de inspectores de vuelo que tengan la potestad de impedir el despegue de un avión que no esté en condiciones de hacerlo.

No podremos olvidar jamás a los nuestros, pero tampoco a ese piloto que, confiado, intentó volar cuando le dijeron que podía hacerlo después de que regresara al parking al detectar la grave avería de la sonda de temperatura... Incluso llegó a solicitar el cambio de avión, pero alguien le convenció para que no lo hiciera...¿Creen que si existiera una fuerte cultura de seguridad aérea el piloto hubiera intentado el fatídico despegue?, ¿por qué las compañías han entrado en una guerra de precios que conduce inexorablemente a no invertir en lo que no se ve? Todo en nombre de la libre competencia, incluida la muerte...