Sevilla
«Un país que mata a sus crías no puede llegar muy lejos»
Bajo el grito unánime de «No al aborto, sí a la vida», miles de personas se echaron ayer a la calle en Sevilla para protestar contra «el negocio de la muerte» a las puertas del hotel donde, desde el jueves, tiene lugar el IX Congreso de la Federación Internacional de Profesionales del Aborto y la Contracepción (Fiapac).
Ignacio Arsuaga, presidente de HazteOír, se felicitó de que, gracias a la respuesta de los asistentes, la ciudad se transformara de «capital mundial del aborto» en «capital mundial de la vida». «Frente a los que se lucran con el negocio de matar –dijo–, Sevilla es un lugar lleno de esperanza».
Gádor Joya, portavoz nacional de Derecho a Vivir –convocante del acto–, hizo referencia a los participantes en el congreso para afirmar que «se hacen llamar profesionales de la medicina», pero «su éxito significa acabar con una vida», por lo que «no son profesionales nada más que de la muerte».
Sólo interrumpidas por sintonías elegidas para la ocasión –«Viva la vida» o «Que canten los niños»–, y acompañadas desde la multitud con gritos de «asesinos» o «a los aborteros sí los parieron», sobre el escenario se sucedieron intervenciones con el factor común de la «defensa de la vida desde la concepción». El acto finalizó con la lectura de un manifiesto para que las administraciones públicas «dejen de financiar con nuestro dinero la industria del aborto».
De éxito total definieron desde Derecho a Vivir la jornada de ayer, sobre todo por el «entusiasmo» expresado por los asistentes. Para José Alejandro Ariza, miembro de esta plataforma, «un país que mata a sus crías no puede llegar muy lejos», por lo que «vamos a exigirle a cualquier Gobierno que derogue esa ley».
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