Ceuta

Marruecos calienta la relación con España

A Mohamed VI se le agota el tiempo si quiere reabrir el capítulo de Ceuta y Melilla con Zapatero en La Moncloa.

El rey Mohamed VI de Marruecos
El rey Mohamed VI de Marruecoslarazon

MADRID- En casi dos legislaturas de Gobierno de Rodríguez Zapatero, el Monarca alauí no ha avanzado en las asignaturas pendientes que heredó de su padre: la reivindicación de Ceuta y Melilla y el conflicto del Sahara Occidental. Ahora, con un Ejecutivo español en clara retirada e inmerso en la crisis económica más grave de las últimas décadas, el vecino marroquí trata de forzar un conflicto bilateral que le otorgue una posición de fuerza para retomar tan espinosas cuestiones.

El último intento de crear problemas a España de forma artificial se produjo ayer mismo. Denunció dos incidentes contra sus ciudadanos en la frontera y lo calificó de «peligroso giro racista». Tan sólo 48 hotas antes Rabat acusaba a la Guardia Civil de abandonar a ocho subsaharianos frente a sus costas. En un mes el Gobierno marroquí no ha dejado de denunciar supuestas agresiones policiales. Hasta cinco. En una de ellas, ocurrida esta misma semana, el Ministerio de Exteriores que dirige Fassi Fihri elevó una queja formal, e incluso convocó al embajador español, Luis Planas, por el supuesto maltrato a un joven marroquí en la frontera de Melilla a manos de agentes españoles.


Hábil diplomacia
Aunque en el comunicado oficial se expresa la «fuerte indignación» por lo sucedido, las autoridades marroquíes se cuidan mucho de culpar directamente al Gobierno de Rodríguez Zapatero y cargan contra la «represión» de las fuerzas de seguridad fronterizas. Se trata de tensar la cuerda, no de romperla.

La respuesta española a dicha denuncia fue inmediata. Exteriores rechazó la versión marroquí y anunció que abrirá una investigación. Lo que faltó en el desmentido español, según explicaron a LA RAZÓN fuentes diplomáticas, fue un rechazo frontal al término «ciudad ocupada», tal y como se califica a Melilla en el documento de queja de Rabat. «Desde el punto de vista internacional, es importante la conducta del Gobierno español, ya que pudiendo reaccionar al hecho de que se cite a Melilla como ‘‘ocupada'' no lo hace, y eso implica consentimiento», sigue la misma fuente.

Es una prueba más de que en la guerra de nervios entre España y Marruecos nadie da puntada sin hilo. Conviene recordar que durante la huelga de hambre de Haidar en Lanzarote, España nunca se refirió al Sahara Occidental como zona ocupada. Es más, en el comunicado final «constató» que en la ex colonia rige la legislación marroquí.

A pesar de que la expulsión de la activista saharaui supuso un quebradero de cabeza para Moratinos, Marruecos tampoco ganó gran cosa y a esta «jugarreta» han seguido otras. Algunas maniobras son sutiles, como el «disgusto» que deja traslucir Rabat por el desempleo de sus nacionales que viven en España. Otras veces se realizan de forma indirecta. El estrangulamiento económico de Ceuta y Melilla desde el lado marroquí de la verja es un buen ejemplo.

La debilidad interna del Gobierno Zapatero ha sido aprovechada a la perfección por el vecino alauí para ganar terreno. Mientras la UE celebraba en Madrid la cumbre con América Latina, la más importante de la Presidencia tras el plantón de Obama, Mohamed VI reclamaba un «diálogo» que ponga «fin a la ocupación de Ceuta y Melilla». Ese «diálogo» que Felipe González le prometiera en su día a Hassan II es el que Aznar rechazó de plano y el mismo que el actual Rey trata de imponer a un Zapatero en sus horas más bajas. Aunque los «tempos» corren más lentos al otro lado del estrecho, la hipotética llegada de un inquilino del PP a La Moncloa no ayudaría a las aspiraciones soberanistas marroquíes.

Otras fuentes consultadas atribuyen el malestar de Rabat al acercamiento entre España y Argelia, uno de sus enemigos irreconciliables. La reciente visita del presidente argelino, Abdelaziz Bouteflika, a Madrid no habría sentado bien en Marruecos, que teme perder su estatus privilegiado. Sea como fuere, son ya muchos los frentes abiertos entre ambos países. De seguro, las quejas continuarán.


Mohamed VI,una de cal y otra de arena
- Marruecos ha expulsado desde el mes de marzo a más de un centenar de cristianos, la mayoría protestantes. Algunos de ellos eran españoles.Es la primera vez desde la independencia marroquí en la década de los 50 que se genera semejante persecución por motivos religiosos. Quizá para aplacar el malestar, el Rey ha condecorado esta semana a cuatro monjas españolas por su labor en el norte del país.
- La ausencia de Mohamed VI en la cumbre entre Marruecos y la Unión Europea que tuvo lugar en Granada fue significativa. España se empeñó en celebrar la primera reunión de este tipo entre un país del Magreb y los socios europeos para avanzar en el estatuto privilegiado de Rabat en el seno de la UE.