Artistas
Realidad o fantasía
Con todo lo que fue siempre de vindicador y nacionalista, Jordi Pujol mantuvo de manera impecable las relaciones con las instituciones del Estado. Por supuesto con el Rey, pero también con los diferentes Gobiernos de España, a los que criticó y presionó, pero respetándolos siempre en última instancia. En Mas veo cosas que no me gustan nada, aunque ciertamente parece que ha heredado de su maestro el gusto por cuidar la relación institucional. Ayer estuvo con el jefe del Estado como se espera de alguien que representa a la Generalitat de Cataluña. No puede ser de otra manera y no por normal debe pasar desapercibido. Pero lo que de verdad importa con relación al president es lo que haga en materia de gestión. Será preocupante si su única obsesión es el victimismo, y se dedica por entero a responsabilizar a Madrid de sus problemas sin ser capaz de hacer lo único que de él esperan sus votantes: la recuperación de la economía. En vez de pedir y pedir, Mas debería centrarse en administrar bien los recursos de que dispone, que no son pocos. Si insiste en derrochar en subvenciones identitarias, embajadas innecesarias, televisiones deficitarias y gasto nacionalista propagandístico, me atrevo a vaticinar que su gestión será tan ineficiente como la de sus predecesores. Y ahí no habrá ya ninguna responsabilidad de Madrid ni de sus gobiernos. La culpa será sólo suya. O de sus fantasías.
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