Los ovarios de Pajín

Qué gran oportunidad ha perdido la ministra Pajín para hacer valer la autenticidad de su criterio, ese que ella airea y que el resto no atinamos a ver así nos maten. Ha puesto a una amiga suya al frente del Plan Nacional sobre Drogas y lo ha justificado diciendo que la susodicha sabe mucho de drogas (¿?) y que «sólo faltaba que la ministra no pueda nombrar a quien le salga de los cojones». Señora ministra, esa boquita.

Con toda la murga panfletera, superficial e hipócrita que nos llevan dando con el tema de su mal entendida paridad, esa que consiste en situar a una persona con dos ovarios independientemente de su cerebro, lo normal hubiese sido que como miembra nombrase a quien le saliera de los ovarios. Qué oportunidad perdida. Y qué obsesión la de las ministras por obligarnos a hacer cosas por cojones: dejar de fumar, de comer hamburguesas XXI, de abortar, de colgar crucifijos, de ondear la bandera... Volviendo a Pajín y al fruto de sus machos, siento decirle que no puede. Primero porque no los tiene y segundo porque, aunque los tuviera, seguiría sin poder.

Vale que no se haya leído la Constitución, ni siquiera por partes, y de ahí su ignorante rechazo a la presunción de inocencia cuando del género masculino se trata, pero debería saber que hay un Código Penal cuyo artículo 405 censura y penaliza lo que a usted le sale de semejantes con penas de multa y suspensión de empleo de hasta 2 años. Pero no caerá esa breva o ese higo, por no caer en suspicacias de género. Además, tampoco nos ha descubierto nada nuevo verbalizando la procedencia de los nombramientos. No hay más que ver el suyo como ministra.