China

Globalización ecológica por Ramón TAMAMES

RAMONTAMAMES
RAMONTAMAMESlarazon

Los humanos vivimos en un solo mundo, como ya constató el Inca Garcilaso en sus «Comentarios Reales» (1609): «el viejo y nuevo mundo, son una misma cosa». Esa idea la desarrollaron después Barbara Ward y René Dubos en su libro «Only one world», que sirvió de texto básico para la preparación de la Primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente en Estocolmo-1972.
Aquel primer concilio ecológico fue la señal de alerta: la Tierra estaba enferma a causa de los deterioros inducidos por la especie humana. Debiéndose subrayar que el mundo necesita un verdadero gobierno de la biosfera, y ahí la UE tiene mucho que proponer al resto del mundo, pues no en vano es la entidad más avanzada en área tan fundamental.
Porque de la UE surgieron las pautas para que en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro-1992 se iniciaran los grandes proyectos ambientales del planeta azul: defensa de la biodiversidad, conservación de los bosques húmedos tropicales, y lucha contra el calentamiento global y el cambio climático. Cuestión esa última en la que los esfuerzos eurocomunitarios siguen siendo máximos, con un sentido más resolutorio que el expresado por EE UU y China, los principales responsables como mayores emisores de gases de efecto invernadero, y que se resisten a adoptar grandes decisiones, cada vez más inaplazables.
Se trata, pues, de lograr un acuerdo con el que no sólo se intente detener el cambio climático, sino y sobre todo: racionalizar la generación y consumo de energía, aprovechar los recursos naturales, y poner término a la tragedia de los bienes comunes; para activar la gestión más inteligente de los recursos globales y hacer posible una verdadera lucha contra la pobreza, la mayor calidad de vida de los menos favorecidos, contribuyendo a una mejor salud humana. Así sea, o amén, si Vds. lo prefieren.