Barcelona

La agonía de ETA por Carmen Gurruchaga

La Razón
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La organización terrorista vasca lleva un largo tiempo inactiva cuando se cumple un cuarto de siglo de su atentado más sangriento. Y en contra del optimismo de algunos políticos, este silencio no significa que haya desaparecido totalmente, pues ni se ha disuelto, ni ha comunicado dónde se encuentra su arsenal, que es lo que desea la mayor parte de la ciudadanía.

En esas circunstancias, hoy en Barcelona, el ministro del Interior presidirá el acto central del XXV aniversario de la masacre y el lendakari Patxi López se trasladará a la capital catalana para afirmar que la pesadilla del terrorismo se ha acabado. Mientras ETA agoniza sin hacer efectiva la entrega de las armas, el Gobierno ha impulsado un plan de arrepentimiento de etarras para facilitar la convivencia en un próximo futuro sin pistolas.

Una iniciativa aplaudida por unas víctimas y desaprobada por otras. Caride Simón, uno de los autores de esta matanza, se ha adherido a la propuesta, consistente en la celebración de reuniones entre víctima y verdugo; una terapia a la que se han sumado menos presos de los previstos, porque la dirección de la banda la denigra. Entre las víctimas que se muestran escépticas está Consuelo Ordóñez, quien pidió entrevistarse con Valentín Lasarte, el asesino de su hermano, para demostrar la ineficacia de esta medida.

Si ETA abandona definitivamente la violencia habrá un antes y un después en Euskadi, pero el cambio será mucho mayor si sale adelante la propuesta elaborada por el Partido Popular con el fin de que puedan votar en esa Comunidad Autónoma los vascos que se han visto obligados a abandonarla por las amenazas de ETA. En ese momento, sí se producirá un cambio en la correlación de fuerzas entre nacionalistas y quienes no lo son.