Teatro
«La ventana de Chygrynskiy»: La mejor jugada del perdedor
Autor: José Ramón Fernández. Director: Luis Bermejo. Reparto: Luis Crespo, Miguel Barderas, Beatrice Binotti, Nuria Benet, Eugenio Gómez. Músicos: Nando Lago, Tozo, Jorge Vistel. Sala Cuarta Pared. Madrid.
No intenten deletrearlo salvo que sean futboleros y reconozcan en el título al barcelonista, un jugador que tras costar una millonada, no acabó de adaptarse. El ucraniano pasó sin pena ni gloria por aquel «Dream Team» de Guardiola, del que salió en 2010. José Ramón Fernández, autor atento a tristezas y melancolías vitales, supo ver en su historia la base para una ficción. Porque, lógicamente, esta nueva comedia zurda –o sea, de la compañía Teatro El Zurdo- no es un biopic ni pretende homenajear al jugador. Más bien, Dmitro le sirve a Fernán-dez como imagen del «loser», con todas sus implicaciones sociales, para empatizar con la poesía del fracaso. Desde un edificio viejo en el que la burocracia apenas si le deja abrir una ventana por la que asomarse a su patria, un ucraniano al que no le va bien en su nuevo equipo languidece entre una comunidad de seres de postal que buscan su sitio. Fernández coquetea con el realismo mágico en otra historia de fantasmas, o casi –el vecino que se teletransporta sin querer cuando duerme–, para al final hablar de la soledad y la necesidad de afecto. Y lo hace con creatividad, humor, ternura, todo en sus justas dosis para redondear un texto tan hermoso como naíf que crece hasta ser una pequeña gran historia.
La cuarta colaboración entre autor y compañía, dirigidos por Luis Bermejo, se hace imprescindible para convertir el texto en una experiencia teatral. Cómicos sin complejos, los cinco protagonistas redondean unos estereotipos con los que es difícil no acabar sintiendo conexión, desde el solitario cuarentón a la vecina valenciana cotilla e hiperactiva, o la amargada traductora de ruso. Todo sucede en torno a un ascensor en un imaginado bloque: a los «zurdos» –Luis Crespo, Miguel Barderas, Beatrice Binotti, Nuria Benet y Eugenio Gómez, «chapeau» por los cinco– les hace falta poco más para crear su pequeño universo urbano de pisos colindantes que un colchón, unas cortinas y una alfombra. Y allí aparecen el humor, la farsa y el trabajo de equipo, con momentos bellos y sorprendentes, como las divertidas conversaciones iniciales en ucraniano, otra entre tabiques o un final nevado de un lirismo acorde con la historia. Todo, bien escudado por la música en directo de un sobresaliente trío de acordeón, trompeta y guitarra, con Nando a la cabeza. Se echan en falta más propuestas de las que se salga, como en este reestreno –levantaron telón en enero y han vuelto para unos días, aunque más vale tarde que nunca y ojalá repitan–, con una sonrisa.
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