Cataluña
Facturas en los cajones por Sergio ALONSO
Hasta el momento, se han limado aristas, eliminado astillas, lijado algunos muebles y, si me apuran, se ha dado una capa de barniz a la casa de madera de la Sanidad. Pero poco más. Al margen de acotar el derecho al gratis total en la asistencia sanitaria, reabrir de forma tímida la puerta al copago farmacéutico y meter un tijeretazo a las cuentas de resultados de las farmacéuticas, apenas se han introducido cambios de calado, verdaderas reformas, en el Sistema Nacional de Salud. La prueba de fuego la constituye la deuda que los servicios autonómicos mantenían con los productores de fármacos y de tecnología, y con las oficinas de farmacia. Con su plan de proveedores, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, logró poner el contador a cero y hacer tabula rasa: de golpe y plumazo, las deudas pasadas empezaron a saldarse y comenzó de nuevo a fluir cash en las compañías afectadas. El problema es que dicha iniciativa parece ser sólo pan para hoy. Tras saldar por esta vía sus débitos, numerosas autonomías han dado orden a sus hospitales de dilatar pagos y aplazar la retribución de los servicios prestados y los productos adquiridos. En una palabra, se ha dado orden de volver a guardar facturas en los cajones en medio de la vertiginosa carrera que han emprendido todas las administraciones públicas por hacer ver a Bruselas que se están cumpliendo los objetivos de déficit. Tras esta práctica subyacen un problema financiero de primer orden al que no se ha puesto remedio, y la falta de medidas de peso para redimensionar un sistema de salud que no puede pagar todo lo que oferta. En este contexto, se entiende que Cataluña presione a toda costa para que el Ministerio de Sanidad instaure el copago en consultas y urgencias. La falta de liquidez es agobiante.
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