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La familia feliz por Lluís Fernández
Son los dos tan guapos que duele mirarlos. Son ricos y famosos, y quien no los envidia los desprecia por ser la pareja perfecta. Elegantes pero con un toque rebelde. Angelina Jolie, con enigmáticos tatuajes en camboyano, y Brad Pitt, con el aire décontracté del eterno chico dorado. Ambos van por la vida desprendiendo polvo de estrellas a su paso. Si repasamos las parejas de estrellas de Hollywood, hay que remontarse a Paul Newman y Joanne Woodward para encontrar su equivalente en estabilidad emocional y a Liz Taylor y Richard Burton, en popularidad.
Sin embargo, el dúo Brangelina ha traspasado todas las barreras establecidas en Hollywood. Siempre van cargados con media docena de hijos de todos los colores. Parecen la UNICEF. Como Woody Allen cuando viajaban con Mia Farrow y su prole de hijos: 15 entre propios y adoptados.La familia Brangelina no pasa de tres propios: Siloh, hijo de Jolie; unos gemelos tan rubios como querubines, Knox y Vivienne, y tres adoptados: un camboyano, Madox; una vietnamita, Pax, y una etíope, Zahara. Para complicarlo todo un poco más, los niños estudian en casa, el famoso «homeschooling», y tratan de que cada uno de ellos reciba una educación personalizada, con especial orientación hacia sus culturas de origen. Y además trabajan en el cine. Y viajan a países exóticos. Y tienen tiempo de preocuparse de múltiples causas humanitarias.
Más que activos son radiactivos. Cuando no descansa en su villa del sur de Francia, visitan los campamentos de refugiados de Dafur o pernoctan en su casa de Berlín, donde Brad prepara el rodaje de una peli de zombis, mientras Jolie va de compras con sus seis hijos.
A menudo, Jolie recibe en Camboya alguna orden por sus compromisos humanitarios y Pitt visita Nueva Orleans para supervisar la reconstrucción tras el huracán Katrina, y juntos acuden a un estreno donde lucen maravillosos sobre la alfombra roja del éxito. Luego descansan en su finca californiana de «Los Feliz».Son felices, buenas personas y glamourosos. Pero ese glamour no desprende el erotismo que irradian en el cine. Han conseguido que la vida familiar y su compromiso político sea más sexy que ellos. A Jolie se la considera una de las mujeres más sexys de todos los tiempos. Sin duda una hipérbole, porque dejan de lado a Greta Garbo, Marlene Dietrich, Marilyn Monroe, Sophia Loren o Brigitte Bardot, por ejemplo. Y a Brad Pitt tan bello y hermoso como pocos actores de Hollywood. Son carismáticos, buenos actores y su aurático magnetismo chisporrotea por igual en el cine como en la vida. Su celebridad aún los embellece más. ¿Puede alguien no adorar a los Brangelina?
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