Guerrilla

La experiencia de un secuestro

La Razón
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La liberación de Albert Vilalta y Roque Pasqual, como hace unos meses de Alicia Gámez, es un motivo de alegría. Han pasado varios meses en un cautiverio atroz que resulta inimaginable salvo para quien lo ha sufrido. Esa incertidumbre permanente sobre su futuro, que han sufrido tanto ellos como sus familias, muestra el auténtico rostro del terrorismo. Las dificultades para resolver el secuestro eran enormes y el Gobierno, que merece muchas críticas en otras cuestiones, lo ha resuelto. Es cierto que lo ideal hubiera sido que los terroristas no hubieran recibido ninguna compensación y que hoy estuvieran en la cárcel para pagar sus delitos. Lo sucedido muestra los riesgos de viajar a determinados países, sea como cooperantes o turistas. Esta experiencia hace más necesario, si cabe, acotar la labor de la solidaridad para que los cooperantes no se conviertan en rehenes de los terroristas. El dinero que consiguen con sus secuestros sirve para financiar más actos delictivos.