Ni taxi ni coche ni metro al Real en autobús

SEVILLA- «¡Cuidado, la grúa va a saco!», se oye en las casetas. La Policía vuelve a la carga tras hacer las paces con Zoido a cuenta de la reclasificación. De las 80 infracciones del martes se pasaron a las 212 del miércoles. Entre las multas y el precio de los aparcamientos, el uso del coche se desaconseja para el ciudadano medio (62.200 personas usaron el miércoles las lanzaderas del Charco de la Pava). Tampoco el taxi, sobre todo en hora punta por los atascos al llegar al Real. Y el metro, qué decir del metro. «Hay bastante tensión entre la gente», explica el delegado de Tráfico, Demetrio Cabello, después de unas jornadas complicadas por las aglomeraciones y la «promesa» imposible de cumplir en el «pseudometro» de Sevilla de un tren cada cinco minutos. Lógico que el público se ponga nervioso. «A lo mejor, si los trenes tuvieran más vagones...», sugería Cabello, que avanzó una caída del 8% en el uso del subterráneo esta Feria. Y es que en realidad, el medio que triunfa este duro año de crisis es el autobús. Por bajar, ha bajado hasta el número de carruajes que se pasean en las horas centrales por el Real. El descenso de coches de caballo supera el 4% (420) respecto al último precedente. Y mientras tanto en Tussam están «exultantes». Hasta el miércoles, los autocares públicos habían trasladado a 318.000 personas y hoy se superará ya con creces el medio millón. Según los datos del Ayuntamiento, la gente está utilizando mucho más el autobús. El crecimiento respecto a 2011 es del 33,26%. Así, por ejemplo, el miércoles la cifra de viajeros fue de 128.117 personas, casi 20.000 más que el mismo día del año anterior. «La gente está viniendo a la Feria directa desde sus barrios, sabe mucho y no utiliza las lanzaderas (1,50 euros), y estamos muy contentos del uso que está haciendo del transporte público», afirma el delegado de Seguridad y Tráfico. La «fuerte apuesta» de Tussam ayuda. Desde el miércoles está en las calles la flota al completo. En total, 600 autocares, cuando un día cualquiera no son más de 150 los que circulan por la ciudad. Aun así, son muchos los que se ponen nerviosos porque «no se puede tardar una hora en llegar». Es lo que tiene la Feria.