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Un «once» para ganar por Blanca Basiano
Ni fugas, ni filtraciones, ni goteras informativas. Rajoy lo ha conseguido. Hasta el último minuto del partido ha mantenido el misterio y el hermetismo de su «alineación titular». Ni los propios interesados lo sabían, o han sabido disimularlo mejor que el propio Charles Chaplin en cualquiera de sus películas. Aunque sí es cierto que, estos días, todos los ministrables revoloteaban nerviosos a la espera de que en la pantalla de su teléfono apareciera M.R. Por eso era importante estar allí donde hubiera cobertura.
Huelga decir que, en su primera misión como presidente, Rajoy ha demostrado ser un buen entrenador; de los que no quieren desvelar el once inicial de su equipo antes de un encuentro importante. No hay duda de que quiere contar con los mejores para regatear a la crisis. Sabe que no puede permitirse el lujo ni de empatar fuera. De ahí su recelo y cautela a la hora de hacer público el nombre de los elegidos.
Lo de Rajoy no ha sido una lotería, sino una decisión muy calculada. Ajeno a los dimes y diretes y poco amigo de las sorpresas y los experimentos políticos, su listado lo tenía bien estudiado. Cierto es que en su cuaderno había varios nombres, aunque no tantos como en el de los periodistas, que, en el último mes, nos hemos dedicado a poner la equis en la quiniela, con mayor o menor acierto a la vista de los resultados.
En este baile especulativo, Rajoy ha vuelto a mostrarnos lo que es: un hombre tranquilo, previsible y prudente. Así será su gestión y así es el perfil de los que forman el Gabinete que hoy jura ante el Rey y que apenas tiene 24 horas para formar los «onces» con los que deberán ganar su particular «liga».
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