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María Kosty: «He sido una picaflor en la vida y en la profesión»

María Kosty: «He sido una picaflor en la vida y en la profesión»
María Kosty: «He sido una picaflor en la vida y en la profesión»larazon

El director que la llevó al cine de terror en los años 70, León Klimovsky, le decía que tenía cara de buena y ojos de mala, algo ideal para aquellos trances vampíricos o fantasmales. Ahora, María se define a sí misma como «jacobina light», y me dice que ella ha sido siempre («y no soy de la "Zeja"ni de la "Barba"») partidaria de la lucha sin sangre, o sea, sin cortar cabezas, «porque lo malo de las revoluciones es que siempre terminan en un baño de sangre; "jacobina light"es la que piensa con libertad y habla con libertad y grita con libertad, pero no tirando piedras a la Policía ni permitiendo a los antisistema que lo hagan; esos tipos con la cara tapada no me gustan; los propios manifestantes deberían echarlos».

–Hizo el paseíllo en el cine con la película «El paseíllo»...
–Sí, debuté con aquella película de Ana Mariscal. Hacía de la novia de un torero, El Puri. En la vida real nunca he sido novia de un torero. Soy tauro, llevo los cuernos puestos de nacimiento. Luego hice teatro, entre otras obras «La casa de las chivas», de Salom, que fue un gran éxito.

–Y luego, seis películas de terror...
–Sí, películas que ahora les gustan mucho a los jóvenes. Hace poco me dieron un homenaje en un festival: todos los fans eran jóvenes. Si volviera al cine de terror me gustaría ser vampira de las de ahora, con muchos efectos especiales.

–No se reflejaría en el espejo...
–Eso que me quitaba de encima. Soy coqueta, pero cuido más a mis personajes que a mi persona. No voy pintada como una puerta, sólo resalto lo bonito y tapo lo feo; lo aprendí de los maquilladores de TVE, sobre todo de José Pedro, un genio. Él nos enseñó a todas las de aquella época a potenciar lo mejor y ocultar lo peor.
Todo un plan de vida. La Kosty nunca ha perdido su espíritu Peter Pan: «Me gustaría vivir en el país de Nunca Jamás para que no maten mis sueños». El destape casi la retiró del cine, «y no por pudor, sino por vergüenza profesional; lo malo del destape eran los malos papeles; a mí me dicen que tengo que desnudarme en una película de Bardem, Berlanga, Saura o Camús, y no me importa nada; pero aquello era enseñar las tetas por enseñar...».

–No sé si ha echado de menos ser una gran estrella.
–No. Hubo un momento en que pude serlo. Se ofreció a llevarme un gran representante...pero yo en ese momento estaba enamorada. No podía hacer todo lo que él me pedía. La verdad es que no he luchado para ser una estrella, o quizá no he valido para ello. He sido una picaflor en la vida y en la profesión. No he cultivado las relaciones interesantes, no he sido lameculos. Me iba de la profesión por amor y volvía cuando se acababa el amor. Me importaba más vivir que la profesión.

–Nunca sintió la necesidad de ser madre...
–No. No sentí la llamada de la maternidad ni encontré a la persona adecuada para casarme. Preferí la libertad: la usé y la goce. Yo he tenido, más que novios, compañeros de estación, de los que se suben y se bajan.
Una «jacobina light» que también fue tren de cercanías. Lo malo de los hombres, según María, es que son cobardes: no saben despedirse, huyen, «y es un efecto que no perdono». Conserva todos los vicios porque nunca abusó de ellos, fuma cuando los demás fuman y bebe cuando los demás beben. Las pocas veces que jugó, ganó a la ruleta con su número, el 29. No es nada nostálgica. Dice que ha vivido a tope y que su padre le enseñó a pensar como un hombre, que el intelecto no tiene sexo. «A los hombres les asusta mi independencia y que me mida con ellos de tú a tú; prefieren la admiración sin límites, la geisha».

–Hábleme de su presente...
–Las cosas están muy mal. Si tuviera veinte años menos me iría de España. Se les está quitando a los que menos tienen y se les da a los que tienen más. Llega un momento que prefieres no entender lo que pasa. Los actores tenemos algo bueno de cara al futuro: la costumbre de vivir en la inseguridad. Yo puedo vivir bien ahora porque nunca derroché.

–¿Cuánto más conoce a los hombres más quiere a su perra Rita?
–No, no. Si los hombres me salieron malos es quizá porque los elegí defectuosos, o sea, con defectos internos. Culpa mía.
Envejece sin dramas, «y además, 61 años no es nada mientras haya curiosidad e ilusiones; la materia se cae un poco, sí, pero la mente está fresca». Es paciente, gozadora y alegre; quiere ser optimista. Acaba de terminar una película de Juan Logar, «Aún hay tiempo», en la que hace de la mujer de un tipo rico y poderoso al que detectan un tumor cerebral y empieza a repartir todo lo que tiene y todos creen que se ha vuelto loco...


HACIENDO MEMORIA
- Su salto a la fama
«Fue con "Escala en Hi-Fi"y los Estudios 1 de TVE. Recuerdo especialmente dos títulos de los Quintero: "El genio alegre"y "Malvaloca". Fueron grandes éxitos"».

- Momento feliz
«La primera vez que mis padres asistieron a una obra en la que yo trabajaba y, con los aplausos, lloraron de felicidad».

- Momento triste
«Cuando se murió mi padre de un ataque al corazón; luego, la muerte de mi madre. Estaba haciendo "Los caciques"; me quedé en «shock», pero al día siguiente fui a trabajar"».