Amor cautivo

Entre el mito del gran narigudo Ber- gerac y aquella cinta chilena, «En la habitación», que Medem releyó a su manera desde Roma, «De cintura para arriba» narra otra historia de amor urgente con cartas de por medio y poco convencional: el que sienten Katia, joven en silla de ruedas aquejada de atrofia muscular, y un presidiario que debe cumplir 30 años de cárcel por asesinato. Que sea culpable o no es otro cantar que ni a la chica le quita el sueño. Abudantes «flash backs» resumen atolondradamente los meses previos a la boda, en la cárcel, claro, para luego devolvernos al presente y narrar esa vigilada noche de bodas detonante de la acción que incluye una delirante aventura erótico-policial. Los personajes secundarios, de risa amarga (la inestable amiga de la protagonista, los bufonescos agentes del centro penitenciario), tampoco enderezan un filme que ni siquiera sabe por qué género tirar (¿soy comedia, drama carcelario, filme social o un cachondeo?), lo que, como la vida muestra cada día, resulta peligroso. Qué consuelo: también los italianos hay veces que no dan pie con bola.