Lorca

Canales tuvo menos audiencia que su ex por Jesús Mariñas

Confesó propósito de enmienda y perjuró no volver con el aprovechado noviete que sigue ambicionando platós, pero Antonio Canales mantuvo su postura provocadora. Aunque intentó justificarla con eso de «estamos en el siglo XXI» y citas de Oscar Wilde y Lorca, nadie entendió que lo hiciera desde DEC, que sirvió en bandeja el escándalo, un asunto todavía turbio tanto en su gestación como en su posterior venta.

Antonio Canales asistió el viernes al programa DEC
Antonio Canales asistió el viernes al programa DEClarazon

Parece que fueron dos agencias quienes ofrecieron tan escandaloso material, eso sí, previo acuerdo con el galán, llamado Juanjo, de quien el bailarín se prendó. Lo encandiló lo mismo que su perrita Luna, que la noche del viernes hizo pareja televisiva con Antonio.

Yolanda Martínez, ex esposa de Rafael Amargo, manifestó no entender el rifirrafe público de los dos artistas. Enorme de físico, pero muy atractiva de cara, contó su experiencia matrimonial con el bailarín, un poco en la línea de Malena, la ex esposa de Canales, que parece que nunca vivió engañada. Casi la tachó de partícipe: «Es mi mejor amiga, confidente y apoyo. La adoro, además de ser la madre de mis tres hijos», explicó Antonio. Estuvo arrepentido pero no pesaroso. «El amor lo perdona todo», alegó manteniendo que había perdido la razón como años atrás ya lo hizo por un joven bailarín de nombre Juan. Lo encumbró convirtiéndolo en estrella fugaz y el mocito, ya colocado artísticamente, acabó dejándolo para casarse. «No quiero verlo ni recordarlo, aquello me sumió en un pozo de desesperación y pensé en matarme. Lo superé gracias a los míos y a Lucho, mi representante. Caí en la droga más dura y me abandonó hasta convertirme en un desastre. El baile me salvó», confesó Canales. Pero sus argumentos no parecieron convincentes y la audiencia no le acompañó (obtuvo cuatro punto menos de audiencia que el programa al que asistió Juanjo).

Canales estaba como perplejo y seguro de que fue manipulado. Hubo premeditación y alevosía ese mediodía en la playa de Sitges: montaje en regla con varias cabezas. «Llevaba días animándome a ir y yo, cansado al volver de Japón, quise demorar un día mi llegada y reencuentro», explicó. Pero el bailarín cedió porque la ceguera era grande. «Durante siete meses, me engatusó haciéndome creer que estaba loco por mí. Me enredó».

Su hijo mayor, de 24 años, también lo animó telefónicamente: «En casa lo sabíamos todos porque en mi familia lo admitimos todo». Como periodista en ciernes, el primogénito de Canales aseguró que él «nunca publicaría esas fotos», sin precisar si le parecían inmorales, indecentes o, simplemente, antiestéticas.