África

Bruselas

El Consejo rebelde libio rechaza de plano la propuesta de paz de la Unión Africana

Con ira, rabia y decepción, miles de bengasíes recibieron ayer a la delegación de la Unión Africana (UA) que negoció el domingo con el coronel Muamar Gadafi un plan de paz para poner fin a un mes y tres semanas de guerra civil en Libia.

La Razón
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Ráfagas de disparos de Kalashnikov ensordecedoras, banderas tricolores al viento y consignas contra el dictador y su familia fue la manera de protestar contra la iniciativa africana. La hoja de ruta propone el cese inmediato de los combates, el transporte diligente de la ayuda humanitaria y el diálogo entre las partes en conflicto.

Cerca de dos millares de manifestantes en contra de la propuesta de paz se concentraron ayer por la mañana a la entrada del lujoso hotel Tibesti de Bengasi, donde se celebró la reunión entre los jefes de Estado de varios países africanos y líderes rebeldes. Un grupo de personas se abalanzó contra la comitiva cuando llegaron en vehículos oficiales escoltados, provocando momentos de caos. «No queremos a nadie que busque una solución sin la salida de Gadafi», denunció a LA RAZÓN Raya Sanfaz, de 26 años.

«Ha matado mucha gente, no se puede creer en las ofertas paz de los regímenes africanos que han recibido grandes sumas de dinero libio. Todos sabemos que Gadafi ha pagado a los líderes africanos para comprar su lealtad. No los queremos aquí, que se vayan», gritaba una multitud exaltada, mientras la delegación africana subía las escaleras del Tibesti.

En declaraciones a la RAZON, Ahmed Omar Beny, portavoz del Ejército rebelde, aseguró que «mientras sigan atacando a civiles con artillería pesada y asediando las ciudades de Brega, Ajdabiya y Misrata, no nos creemos un alto el fuego». «Si Gadafi permitiera la libertad de expresión, toda Libia se levantaría en su contra. No lo queremos aquí».

Los sublevados no contemplan una transición democrática con Gadafi ni con su familia, por lo que difícilmente iba a tener éxito la iniciativa africana. Al Consejo Nacional de Transición les cayó como un jarro de agua fría el acuerdo con el dirigente libio, aunque no les pilló desprevenidos, ya que estaba cantado que los negociadores africanos iban a favorecer a su colega y «buen amigo» Gadafi. La ausencia en Bengasi del presidente surafricano, Jacob Zuma, que encabezó las negociaciones en Trípoli, evidencia la sintonía de éste con el dictador libio.


La OTAN mantiene las operaciones
La OTAN exigió ayer que el alto el fuego que se negocia en Libia sea «creíble, verificable y conlleve reformas políticas» que respondan a las demandas ciudadanas, por lo que, de momento, no detendrá sus operaciones militares. El secretario general aliado, Anders Fogh Rasmussen, dejó claro en Bruselas que la Alianza no se fía del líder libio. «Ya hemos visto varios anuncios de alto el fuego y no se han respetado», recordó Rasmussen. Por ello, la OTAN establece tres condiciones para poner fin a las hostilidades: que el alto el fuego sea creíble, incluyendo una protección efectiva de los civiles, que pueda ser verificado y que facilite un proceso político que conduzca a las reformas necesarias».