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El Gobierno afgano pactó con los talibán no atentar contra escuelas a cambio de una enseñanza más conservadora

Un informe de un centro de estudios afgano desvela un pacto por el que el Ministerio de Educación promete contratar mulás como profesores

Un informe elaborado por la Red de Analistas de Afganistán, un centro de estudios afganos que cuenta con expertos sobre el terreno, ha desvelado un pacto entre el Gobierno de Afganistán y el movimiento talibán para que este grupo insurgente deje de atentar contra escuelas a cambio de un modelo de enseñanza más conservador y de la contratación de mulás como profesores.

El documento, escrito por los autores Antonio Giustozzi y Claudio Franco, analiza la situación del sistema educativo afgano en los últimos años y el cambio de actitud de los talibán, que, tras la invasión estadounidense, apostaron por atentar contra las escuelas y, en fechas más recientes, han desistido de perpetrar este tipo de ataques indiscriminado.

El informe constata que en los últimos dos años los talibán han aumentado el número de escuelas que han autorizado a impartir enseñanza en las áreas que están bajo su control o influencia aunque han realizado esta concesión por "un precio", un cambio en el currículo educativo, por un modelo más conservador, y la condición de que se incremente la contratación de mulás en las escuelas públicas.

El documento de la Red de Analistas de Afganistán recuerda que en 2002 la construcción e inauguración de escuelas era una de las prioridades del Gobierno afgano y sus socios internacionales, por lo que los centros educativos eran uno de los principales objetivos de los talibán.

Después de que el número de atentados contra escuelas alcanzara su máximo en 2006, provocando la muerte de decenas de profesores y alumnos y el cierre de decenas de centros, los talibán se enfrentaron al rechazo directo de los líderes tribales de las localidades en cuyas escuelas atentaban.

Los talibán se vieron entonces obligados a desistir de su ofensivas contra las escuelas y rectificaron llegando a un acuerdo con responsables del Ministerio de Educación afgano. "Hubo contactos preliminares entre el Ministerio de Educación y los talibán"ese año, han explicado Giustozzi y Franco, antes de precisar que este diálogo tuvo que ser suspendido por la "hostilidad"que sentían las fuerzas estadounidenses, el mayor contingente militar desplegado en Afganistán y también el país que más fondos económicos aporta para la reconstrucción.

A pesar de este cese de los contactos, ni los talibán ni el Gobierno impidieron que los líderes locales llegaran a acuerdos puntuales con insurgentes destacados en sus regiones, una tendencia que ha ido en aumento "constante"desde 2007. Sin embargo, los líderes talibán locales autorizaron la reapertura de escuelas siempre con las mismas condiciones: un currículum educativo más conservador, basado en los libros de texto vigentes durante el régimen talibán, y con la obligación de contratar como profesores a mulás que contaran con su beneplácito.

Ya en 2010, siempre según el informe de la Red de Analistas de Afganistán, el Ministerio de Educación afgano decidió reemprender los contactos con este grupo insurgente, coincidiendo con la decisión de los talibán de anular la orden de atentar contra las escuelas, que fue retirada de su código de conducta en la revisión efectuada en 2009.

La investigación realizada por los expertos de la Red de Analistas de Afganistán pone de manifiesto que, en el primer semestre de 2001, el acuerdo entre talibán y Gobierno para poner fin a los atentados contra las escuelas ha dejado satisfecha a la población afgana, aunque no así a todos los líderes talibán.

"En el momento de la elaboración (de este informe), la cúpula del Ministerio de Educación parecía estar dispuesta a modificar esta política de acuerdos para convertirla en una relación de confianza de cara a futuras negociaciones. Los talibán, por su parte, parecen motivados por la necesidad de mejorar sus relaciones con las comunidades rurales, que cada vez están más recelosas ante un conflicto que parece que no terminará nunca", han indicado los dos investigadores.

Giustozzi y Franco recuerdan que la educación ha sido, desde 1978, una "piedra de toque"y "un campo de batalla"en Afganistán y han subrayado que el cambio de estrategia de los talibán, a cambio de un currículo educativo más conservador, perjudica directamente a las niñas afganas. "Los principales perdedores desde este nuevo 'modus vivandi' son las niñas afganas", ha concluido.