Ceuta

El conflicto del tomate

La Razón
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Marruecos no ha respetado nunca los acuerdos con España y ahí están los casos del pueblo saharaui, Ceuta, Melilla y Canarias sobre los que nuestro país vecino extiende sus tentáculos, cuando no impone por la fuerza sus criterios. Marruecos siempre hace en política lo que le viene en gana, eso sí, cuando se trata de gobiernos genuflexos y melífluos que le bailan el agua ora a Hassán, ora a Mohamed VI. Ahora lo comprobamos de nuevo con el conflicto del tomate, donde la UE, a instancias poco preclaras de España acepta la cuota marroquí y la amenaza que ello supone para la agricultura en todos los órdenes. Bien es sabido que el tomate marroquí transita por encima de los límites establecidos por la UE, como también es sabido que Marruecos se salta los acuerdos con la Unión cada vez que quiere imponer sus productos. Las relaciones de vecindad hay que cuidarlas pero sin que ello suponga una amenaza o un deterioro de nuestra producción agrícola, que es, justamente, lo que está sucediendo. Que la UE mire para otro lado no tiene sentido, para eso somos un bloque económico, pero que lo haga España en contra de sus agricultores y de sus exportaciones, clama al cielo. No se puede consentir que nuestros productores vean amenazado su futuro por gobiernos que no se fajan hasta donde debieran. No se puede admitir que Zapatero no haya dicho absolutamente nada en relación a un tema que afecta o que podría afectar a cien mil españoles. Menos mal que hay presidentes autonómicos en su sitio como Valcárcel, por insuficiente que sea su actuación.