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Özil y Benzema

La Razón
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El Málaga desaprovechó la ocasión de poner al Madrid contra las cuerdas cuando desperdició el 0-2 que le daba extraordinaria ventaja en el Bernabéu. Anoche le bastaba con modesta victoria por 1-0. Para ello necesitaba emplearse a fondo y buscar en las jugadas a balón parado, como el pasado martes, la llegada a la meta deseada.
En el Madrid, como en la ida, la entrada en el campo de Özil y Benzema decidió el partido. Para ello tuvo que colaborar de manera importante el guardameta malaguista Caballero, a quien Benzema le marcó un gol en semidisparo que se le coló entre las piernas. Fue gol humillante. Llegó cuando el Madrid se sentía cómodo en el campo y al tran-tran controlaba el juego. El gol, aunque no tan inverosímil, tenía que llegar.
No lo puso fácil el Madrid. Mourinho, que en repetidas ocasiones muestra cara conservadora, alineó en el centro del campo a Khedira, Lass y Xabi Alonso. La lesión del primero, en las postrimerías del primer tiempo, le obligó a variar el guión al dar entrada a Özil, quien cambió el juego. Lo que no había hecho Kaká.
El torneo copero tiene la ventaja de que no permite restricciones mentales. Para ganar hay que poner todo el esfuerzo desde el comienzo. Por ello, encuentros como el de ayer en La Rosaleda tienen grandes dosis de emotividad, jugadas de un área a la contraria y jugadores que no renuncian a la posesión de la pelota en ningún momento.
El Málaga se sirvió de Cazorla para hilvanar jugadas de una banda a la contraria. El asturiano era el director de juego de su equipo, pero para vencer era necesario hallar delante alguien que pusiera en aprietos a Casillas. Sólo Eliseu disparó a puerta.