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Una autoría revelada por Luis Palacios Bañuelos

DonJuan Carlos saluda a la primera dama Betty Ford en 1976
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Las palabras que el Rey Juan Carlos pronunció en el Congreso de los EE UU, al tiempo que anunciaban el futuro de la España salida del franquismo, ponían de manifiesto que el propio Monarca era el «motor del cambio». Treinta y cinco años después, en el importante discurso de esta Navidad, el Jefe del Estado se muestra, una vez más, como fuerza integradora para impulsar y sumar trabajos y voluntades ante los importantes retos actuales. Aquel primer viaje al exterior fue a la República Dominicana –simbólicamente el primer acto sería en la isla que descubrió Colón– y a Estados Unidos con motivo del bicentenario de su independencia. Allí aprovecharía para formular ante el mundo el compromiso político de la nueva Monarquía española y buscar apoyos en su tarea de convertir el sistema político, heredado del general Franco, en una democracia coronada.

El discurso, que pronunció el 2 de junio en la sesión conjunta del Congreso, muestra la España que el Rey promete. En su primera parte, explica los vínculos históricos entre España y la nación americana y en la segunda, habla del presente y del futuro de España. Dice contundentemente que «la Monarquía hará que, bajo los principios de la democracia, se mantengan en España la paz social y la estabilidad política, a la vez que se asegura el acceso ordenado al poder de las distintas alternativas de gobierno, según los deseos del pueblo libremente expresados». En resumen, el Rey será el monarca de todos los españoles sin ningún tipo de discriminación y la Corona supondría una garantía del ejercicio de las libertades civiles y del cumplimiento de la justicia social. Se confirmaba, en palabras de Areilza, como el motor del cambio.

El discurso abundaba en términos referidos a la democracia, libertad, justicia social, participación política, a elecciones, etc. dejando muy lejos aquella denominada «democracia orgánica». Para «El País» las palabras del Rey anuncian el futuro y titula su comentario «El Rey promete una Monarquía democrática», destacando que se superaba aquel famoso «el Rey lo será de todos los españoles» de su discurso de juramento. «Cambio 16» especifica que «Contra viento y marea. Ganó el rey». La prensa americana celebró el compromiso del Rey con la democracia.
La acogida de su discurso en uno de los foros más importantes del mundo significó el respaldo internacional a los planes políticos de la Monarquía. Ford, el presidente americano, declararía que «España había entrado en una nueva era». El proceso democratizador no tenía ya retorno.

Este discurso es uno de los preferidos por los historiadores porque la Historia ocupa una parte importante de su contenido. Hora es ya de desvelar su autoría, más cuando Marcelino Oreja, en sus recientes memorias, se la concede únicamente al ministro Areilza. No es exacto. Areilza fue autor, pero sólo de la segunda parte. La primera parte es del historiador Vicente Palacio Atard. El Rey apenas modificó el texto de quien había sido su profesor y, estoy seguro, que hoy se congratulará de que otro de sus alumnos lo haga público como reconocimiento y felicitación a Don Vicente cuando cumple 92 años.

 

Luis Palacios Bañuelos
Director del Instituto de Humanidades Universidad Rey Juan Carlos