Valencia
El mortal «efecto llamada» del estramonio
El pasado viernes, un grupo de amigos pasaban la noche de «botellón» en una zona cercana al río Guadiana. Uno de ellos, encontró una planta de estramonio, la misma que provocó la muerte de dos chicos de 18 años esta semana en Madrid, y decidieron comerse algunas hojas sin pensar en las consecuencias.
La euforia duró poco porque uno de ellos comenzó a tener convulsiones y dar síntomas de desorientación. A continuación, llamaron al teléfono 112 de emergencias y fue trasladado directamente al Hospital Infanta Cristina de Badajoz, según explicaron a LA RAZÓN fuentes cercanas a la investigación.
El joven, de 23 años, llegó al centro hospitalario a las seis de la mañana y, según el parte médico, estaba en estado de coma y con una «importante» agitación psicomotriz. De acuerdo con la información de la Consejería de Salud de la Junta de Extremadura, al ingreso presentaba «sintomatología anticolinérgica» derivada de la ingesta, en «remisión paulatina». El paciente quedó ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos y su pronóstico es estable dentro de la gravedad de su situación.
«Estaba muy raro»
Varios testigos vieron al joven en la zona de ocio nocturno de la calle Zurbarán en torno a las cinco de la madrugada. «Rápidamente nos dimos cuenta de que le pasaba algo porque estaba muy raro: tenía alucinaciones, los ojos idos, movía los brazos como intentando coger algo y estaba bastante rígido», según publicaba ayer el diario «Hoy» en su versión digital. Según este testigo, los amigos del chaval explicaron que había «cogido un par de hojas de estramonio y se las había comido». La ingesta se debió producir en torno a la medianoche porque sus amigos declararon que «se había ido por ahí solo y llevaba cinco horas con el colocón. No respondía a las preguntas, sólo pronunciaba de vez en cuando algunas palabras sin sentido... Se quería ir, pero sus amigos le sujetaban», indicaron las mismas fuentes.
Al ver que la situación se les había ido de las manos, una chica ajena a su grupo de amistades tomó la iniciativa y llamó al 112 para avisar de lo que estaba ocurriendo. No fue fácil porque, según confesó, «nos costó sudor y sangre que llegara alguien porque creyeron que era cachondeo. Tuvimos que dar un DNI y llamar varias veces. Al final se presentó una ambulancia en la que sólo iba el conductor». De hecho, la falta de credibilidad de la llamada hizo que el 112 no notificara el aviso a la Policía, que no intervino como es habitual cada vez que se produce una emergencia.
Dosis mortales
Ésta es la cuarta intoxicación por estramonio en una semana, una planta alucinógena de la que no se conoce la dosis mínima dañina para las personas. Depende mucho del organismo de cada uno, por lo que una ingesta, por mínima que sea, puede ser mortal.
Lo primero que descartaron los investigadores fue la relación entre los casos de Badajoz y Getafe. Mientras en Madrid, el consumo se produjo en el transcurso de una fiesta «rave», en la que un joven ofrecía gratis a los asistentes una infusión de medio litro de semillas de estramonio para abrir mercado; en Badajoz se trató de una temeridad de un grupo de amigos con ganas de experimentar.
A pesar de que la muerte de los dos chicos madrileños de 18 años y de que un tercero está grave ha estado presente toda la semana en la televisión y la Prensa e internet, los jóvenes pacenses decidieron probar la planta para conocer los efectos alucinógenos que se le presumían. En lugar de tomarse las semillas, donde la concentración de la atropina es mucho mayor, prefirieron comerse las hojas. Ahora, uno de ellos se debate entre la vida y la muerte en el hospital.
El estramonio es sólo una más de las «nuevas» drogas utilizadas por los jóvenes. A pesar de que es una planta milenaria, su uso era hasta ahora muy reducido. En cambio, al ser una droga barata y de fácil acceso se ha producido un aumento de su consumo.
Envenenados en plena calle
Los jóvenes fallecidos en Getafe y el que fue ingresado en coma en Badajoz no son las únicas víctimas del estramonio en nuestro país. En 2004, en Valencia, otras cinco personas resultaron envenenadas por probar un brebaje elaborado a base de esta hierba. Un joven danés que acabó en prisión fue el que ofrecía la bebida en la calle del Carmen a todo el que pasaba con ganas de fiesta. Una semana más tarde, también en la capital del Turia, otros cuatro jóvenes resultaron intoxicados por otro «jarabe» de esta planta que alguien les suministró durante la marcha del Orgullo Gay.
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