Cataluña
Ni toros ni fútbol por Eduard Escartin
El nacionalismo está muy exaltado y agrede e insulta. La causa puede ser su nulo papel en las importantes negociaciones y decisiones políticas a nivel europeo que tanto afectan a España y, por consiguiente, a Cataluña. A pesar de que se consuelen con encuestas independentistas, el enfado va por barrios.
Primero, y con el papanatismo del PSC, nos prohibieron los toros, y ahora es el teniente de alcalde convergente, Joaquim Forn, en un alarde de chulería, quien dice que no se instalará ninguna pantalla en lugar público de Barcelona para seguir el europeo de fútbol en el que España, por cierto, ha llegado a la final. Forn, como buen separatista, alega que él querría ver jugar la selección «nacional» catalana.
Me pregunto, ¿qué culpa tienen los barceloneses que este señor crea aún en los cuentos de hadas? Pero no nos equivoquemos, su jefe, el alcalde Xavier Trias, dijo recientemente en declaraciones a TVE que no acataría la sentencia que prohíbe el uso exclusivo del catalán en el Ayuntamiento de Barcelona y piensa contestar a las cartas en castellano, en catalán con su firma, y un texto castellano adjunto sin rúbrica. Bonita coz da el alcalde al castellano-parlante barcelonés.
Menos mal que el PP catalán conserva el juicio y el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, pone una pantalla en lugar adecuado como se hace en toda España, de la misma manera que ha hecho el alcalde de Castelldefels, Manuel Reyes.
En Barcelona, Convergència se opone para no restar clientela a bares y mesones. Lo de la patria se ha perdido entre Barcelona y Badalona.
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