Ejemplo de Gobierno por Pedro Antonio SÁNCHEZ*

Hace unos días inaugurábamos en Puerto Lumbreras una nueva avenida dedicada al que para muchos es una personalidad de excepción del último medio siglo de la historia de España. Adolfo Suárez cuenta ya con el sentido y sincero homenaje de todos los lumbrerenses. Con nuestro modesto gesto de dedicarle una de las más importantes arterias del nuevo Puerto Lumbreras queremos materializar el reconocimiento colectivo a este gran presidente de España.
Nuestra ciudad, como el resto de España guarda en la retina la sinceridad, la vocación de servicio y la energía de un hombre sin igual que supo ofrecer a los españoles la oportunidad de regirse por sí mismos. Adolfo Suárez es sinónimo de esperanza, de ilusión, de esfuerzo colectivo, de veracidad, de gobernar para el pueblo y con el pueblo; Suárez es ejemplo vivo de ser y ejercer la máxima responsabilidad democrática con dignidad institucional, respeto ciudadano y voluntad de servicio.
Un abismo separa dos formas de gobernar antes y ahora, y entender la responsabilidad política. Seguramente podemos concluir que hoy nuestro presidente Zapatero ha perdido el respeto de los españoles. Ha usado y abusado de la confianza que se otorga a quien nos representa, hoy millones de ciudadanos están decepcionados con una manera de gobernar que no atiende a intereses nacionales, ni a una visión de estado y ni si quiera a un deseo de cumplir la palabra dada. Lamentablemente muchos lo recordemos como ejemplo de engaño, de manipulación y de ineficacia en el gobierno de una nación.
Pero afortunadamente tenemos en la joven historia democrática de España otros ejemplos, como el modelo de un hombre, que encarna la política con mayúsculas. Adolfo Suárez merecía este homenaje de los lumbrerenses, no sólo porque durante su mandato llegaron vientos de avance y mejora para nuestra ciudad, como a todos los rincones de España, sino porque por encima de todo nos ofreció un sueño colectivo en una época tremendamente compleja. Aquellos años de profunda crisis económica, de intensa conflictividad social y de titubeantes cambios políticos de enorme trascendencia fueron el ruedo donde un joven presidente hizo la mejor faena de su vida.
Adolfo Suárez contagió de alegría un país roto, hizo vibrar a toda una generación de españoles con un futuro posible y supo aglutinar en momentos donde lo fácil era que cada uno tirara para un lado.
Buena parte del ideal de democracia que queremos se gestó aquellos años. Hoy, treinta y cinco años después, no vamos a renunciar a él. No vamos a permitir que nadie ni nada nos lo arrebate. Adolfo Suárez nos ofrece un testimonio vital trascendente en torno a una idea: todo es posible.
Es posible que volvamos a ser una nación moderna, ilusionante, cohesionada, donde todos y cada uno de nosotros tenga una oportunidad. Es posible que cada español pueda sentirse parte de un futuro mejor para nuestros hijos, que sepamos valorar lo que hemos conseguido juntos y no lo que nos separa, y donde tengamos la tranquilidad de un merecido descanso en el otoño de nuestras vidas.
Como millones de españoles, yo también quiero ver de nuevo la ilusión, la verdad y el trabajo ondeando en el horizonte de nuestro mañana.

*Alcalde de Puerto Lumbreras y vicesecretario de Organización y Relaciones Institucionales del PP