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Pasión griega

La Razón
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Aquello de que si debes un millón a un banco, tienes un problema, y si le debes cien millones el problema lo tiene el banco, no es un dicho del vulgo sino una máxima de Keynes que ha esgrimido muy bien «el aristocratizante» socialista griego Yorgos Papandréu. Teniendo cogidos a sus socios europeos por donde más duele, el líder del PASOK no está loco como temen algunos pero sí es un aventurero irresponsable aficionado a hacer equilibrios sobre el alambre. Con las calles ardiendo y unas perspectivas siniestras no quería quedarse solo aceptando rescates y firmando recortes elefantiásicos. Papandréu creía poder ganar una moción de confianza en la Cámara y un referéndum sobre la aceptación del infierno que presuntamente votarían afirmativamente los socialistas, los conservadores, los comunistas y la extrema derecha. En el estilo de la arriesgada apuesta de Felipe González con su referéndum sobre la OTAN. Fuera del euro está el limbo, el dracma pero sin sistema económico, el cierre de fronteras y hasta el regreso de los militares a los que dará igual el rechazo internacional. Pero la caída del burro de los griegos les ha propinado tal costalazo que podrían en un referéndum votar por el nihilismo rechazando la proposición de los partidos y mirando fijamente al misterio de la nada. El impulso suicida también se da en los pueblos, y los mayas dejaron sus platos en las mesas abandonando las ciudades y desapareciendo en la selva. La cantinela de la cuna de la democracia es para turistas. Sacralizar el referéndum es de papanatas porque no se puede votar el Holocausto. Papandréu es otro pícaro griego en fuga defendiendo sus intereses personales con el dinero de los demás.