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Pesadilla en el aeropuerto por la facturación de dos maletas

Conocer cuál es el peso permitido para las maletas es imprescindible hoy en día para subirse a un avión. Sobre todo para que al pasajero no le ocurra como a una mujer estadounidense que se pasó ocho días "tirada"en el aeropuerto de San Francisco… por culpa de unos dólares.

Imagen de los mostradores de facturación del aeropuerto de San Francisco
Imagen de los mostradores de facturación del aeropuerto de San Franciscolarazon

Para muchos pasajeros, el miedo a volar no es nada comparable, en los tiempos que corren, con otro pánico aún más difícil de controlar: el de acercarse al mostrador de facturación e intentar pasar como equipaje de mano una maleta sospechosa de ser algo más que eso.Expuesto al celo del empleado de turno y rezando para que no se vuelva demasiado exigente, el viajero tendrá la sensación de haber superado lo peor del vuelo si consigue poner sus pies en el pasillo del avión con su maleta a rastras y sin haber tenido que abonar un solo euro de más.Pero las rígidas normas sobre equipajes de mano de vez en cuando juegan una mala pasada, como la que le tocó vivir a Terri Weissinger, una mujer estadounidense que soñaba con dejar California y empezar una nueva vida en Idaho sin, aparentemente, conocer lo más mínimo de las condiciones de vuelo marcadas por su compañía, U.S. Airways. El resultado, seis días abandonada a su suerte en el aeropuerto de San Francisco porque no tenía los dólares necesarios.Su historia, que ha contado a la revista Time es, cuando menos, rocambolesca. Weissinger se presentó en el mostrador de la aerolínea con solo 30 dólares y con la esperanza de pasar dos maletas sin pagar ninguna tasa. Según ella, no había volado en los últimos cinco años, y desconocía que las normas sobre equipaje se hubiesen endurecido en este tiempo.

Cuando el empleado le comunicó que con ese dinero no era suficiente para facturar el equipaje, la mujer preguntó si se podría hacer con ella una excepción, argumentando que durante todo este tiempo había estado viviendo al margen de lo que ocurría a su alrededor. "Puede que no hubiera leído las noticias o visto la televisión, pero ¿que no haya hablado con nadie?", se pregunta el articulista de Time.

1.000 dólares por el nuevo billete

La compañía no permitió a Weissinger subir a bordo ni siquiera cuando ésta se ofreció a dejar en tierra una de las maletas, algo que, a su vez, creaba un nuevo problema de seguridad. La mujer intentó localizar a alguien que le prestase el dinero necesario, pero en estos trámites perdió el vuelo y la aerolínea le comunicó que debería pagar otros 150 dólares extras para subirse a otro avión con destino a Idaho.

Sin nada mejor que hacer, Weissinger decidió pasar esa noche en el aeropuerto. Al día siguiente, U.S. Airways le comunicó que el nuevo billete le podría llegar a costar nada menos que 1.000 dólares, un coste que no podría asumir.

Cuando parecía que tendría que volverse sin dinero y sin vuelo a su casa, los feligreses de una Iglesia de Cristo llamada El Aeropuerto le comunicaron que habían conseguido el dinero necesario para pagar el cambio de billete (150 dólares) y otros 60 para las maletas.

Es cierto que, hasta el final, la compañía no aceptó que introdujera las maletas sin pagar, pero también que llegó a un arreglo para que pagara esa diferencia en lugar de los mil dólares de un nuevo billete. Como se pregunta Time, ¿sabe usted cuántos pasajeros intentan engañar a las compañías con esta estratagema? En este caso, por cierto, no lo era.