Cataluña

No por mucho madrugar amanece más temprano

Las instalaciones de la Seat en la Zona Franca fueron el escenario del primer mitin relámpago de Montilla en el final de la campaña.

José Montilla, ayer en la Zona Franca en el primero de los mítines del último día de campaña
José Montilla, ayer en la Zona Franca en el primero de los mítines del último día de campañalarazon

Tenía muchas ganas que llegara este día. Hoy sábado me lo voy a pasar reflexionando como nunca. En casa avisaré que llego tarde para comer: necesito reflexionar. Los amigos me verán preocupado y me preguntarán qué me pasa. Yo con la satisfacción del deber bien hecho, contestaré: estoy reflexionando.
Oh, tengo mucho en lo que pensar. Es el momento de hacer balance porque ésta ha sido una campaña bonita como pocas, tanto que ayer quise gozar con lo que aún quedaba y me fui a las siete de la mañana al madrugador mitin del candidato José Montilla.
Entretanto, me lo imagino llegando a casa, descansado, con sus zapatillas, quitándose de encima de una vez por todas las eles geminadas, los pronombres «febles» o los apóstrofes. Pero para llegar allí el candidato necesitaba levantarse temprano, muy temprano. Unas pocas horas antes se había dado un baño de masas en el Sant Jordi, el mismo lugar en el que 24 horas antes había mostrado Shakira sus contoneos de cintura. Vamos, que Montilla estaba como el que llega al trabajo tras una noche de fiesta.
El punto de encuentro era a las seis y cuarto de la mañana en la calle Nicaragua. Creo que nunca antes había estado en la puerta de un partido político a una hora como esa, algo que tiene su mérito. Los valientes que partimos en el bus del PSC mostramos cara de sueño, resignación y alguna lagaña incómoda. El autobús pasa por el Citypark Hotel Nicaragua Sants. Para los que se incorporan a nuestro programa, les diré que en la terraza de este establecimiento hotelero, desayunaron hace cuatro años Montilla y Laporta.
Y llegamos a la Seat, donde una cincuentena de empleados, encabezados por el presidente del comité de empresa, Matías Carnero, escucharon al president. Ellos habían madrugado y uno de los trabajadores me dijo que «nosotros nos levantamos mucho antes que el de los "Matins punt sí"», en referencia a Cuní. Hacía demasiado frío y cuando llegó Montilla nos saludó recordándonos que «hace fresquito». A mí me dio la sensación que este hombre se ha adelgazado, que esta campaña lo está agotando. Vamos, que tuve el síndrome de Estocolmo.
Se subió a un palé de madera y nos soltó un mitin exprés, no pidiendo el voto sino rogando a los presentes que hicieran hoy campaña convenciendo a familiares y vecinos. Volvió a usar la metáfora del «tsunami de derechas», algo que explicó tanto en catalán como en castellano. Y luego se fue pitando a otro mitin. Yo reflexioné.