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Un estreno con doble aroma a oreja

Las Ventas (Madrid). Primer festejo de la temporada. Se lidiaron novillos de Carmen Segovia, bien presentados y muy parejos todos, con buenas hechuras, a algunos les faltó un punto más de fuerza. 1º, bueno; 2º, noble, pero insípido; 3º, complicado; 4º, rajado y a menos; 5º, con movilidad; y 6º, sin transmisión. Sergio Flores, de malva y oro, estocada (vuelta al ruedo tras petición); aviso, estocada (silencio). Tulio Salguero, de marino y oro, pinchazo, estocada desprendida, aviso, descabello (silencio); casi entera (saludos). Fernando Adrián, de caña y oro, pinchazo, aviso, dos pinchazos más, estocada, descabello (saludos); aviso, estocada trasera y tendida (vuelta al ruedo). Un tercio de entrada.

Un estreno con doble aroma a oreja
Un estreno con doble aroma a orejalarazon

Con un "Actor"de Carmen Segovia rompiendo plaza, empezamos la tarde del esperado estreno. El comienzo de una nueva temporada -ya en Cultura-, el inicio de la remozada Taurodelta con Casas y Matilla en el mismo barco, tiempos de cambio para la Fiesta, un joven debutante... hasta el indispensable programa de mano sufrió un provechoso lavado de cara. Anunciaba a "Actor"para abrir espectáculo y el utrero bordó su papel. Fijeza, recorrido, alegría en una embestida siempre por abajo con el hocico surcando el albero. Tan sólo una brizna más de energía le faltó. De dulce lío. Sergio Flores no desperdició la ocasión. El mexicano llegaba con el crédito intacto después del excelente sabor de boca que dejó por estos lares en 2011 y, pese al tibio paso por Fallas, volvió a gustar en Madrid. Corrió la mano con buen trazo en dos series de derechazos. Otras dos destacaron al natural, mejor la primera de ellas, alargando cada muletazo con el pulso medido para templar con despaciosidad la nobilísima embestida del animal. Muy seguro con los aceros toda la tarde, mató de buena estocada. De efecto fulminante. La oreja parecía segura unánime. Todos convencidos. Pero como en cada estreno, también ayer hubo un malo de película. El presidente se mantuvo impasible y, casi obligado, casi entre sollozos de rabia e indignación, dio Flores una vuelta al ruedo.

Recibió con tres buenas verónicas al cuarto, masacrado en varas, que se quiso rajar en cuanto pudo en el último tercio. Flores le plantó cara con tesón y muleta firme, entregado y dispuesto una vez más. Holgada sobriedad que no terminó de entusiasmar al respetable, frío con su labor y no menos impávido con el segundo volapié de su eficaz tizona.

Precisamente en la tierra de Flores era corneado hace una semana Tulio Salguero. Con los puntos puestos y la herida aún fresca, el pacense se plantó en Madrid. No volvió la cara y se hizo notar bien pronto en un quite por gaoneras con la quietud por bandera. A sus dos trasteos, sin embargo, les faltó la emoción de ese puñado de lances al primero. Tan sólo en el inicio de faena a su segundo con tres ceñidos pases por la espalda hilvanados con un natural y el de pecho logró acercarse al público. Pero, el salpicado que hizo quinto, el más ofensivo y escurrido de carnes del parejo encierro de Carmen Segovia, pedía más distancia. Fue la otra gran perla de la tarde.

En el segundo, tan noblón como sosote, faltó mayor pimienta. Larga faena con pases y más pases, pero sin continuidad alguna ni del novillero ni del público. Sin chispa.

Cerró la terna Fernando Adrián, inédito en Madrid. También de estreno. El de Arganda pechó con el utrero más incierto, el tercero, que se coló reiteradas veces en los capotes durante los primeros tercios. No le costó meter en faena al tendido: cierto que sus muchos partidarios ayudaron, cierto que el torero formado por la Fundación El Juli apostó e hizo un esfuerzo. Destacaron dos series en redondo cargando la suerte y de mano baja. Se echó la mano a la izquierda y bajó la intensidad de su labor, que ya nunca volvió a remontar.

Al sexto lo recibió con dos faroles marca de la casa. Hubo gusto en el comienzo, a pies juntos, sin enmendarse, atornilladas las zapatillas en el tercio. El novillo se apagó pronto y tampoco era un dechado de transmisión, pero Adrián le buscó las vueltas y terminó por meter en el canasto al tendido a base de sinceridad y valentía. ¡Qué cómodo parece moverse el madrileño en esas cercanías! Se fajó en esos terrenos y tras matar de una estocada defectuosa -tendida y trasera- se le pidió una oreja. Volvió el malo de la película y tampoco cayó. Perfecto si éste va a ser el rasero para toda la temporada, pero subir el listón sólo con los jóvenes que tratan de abrirse camino y bajarlo las tardes de pompa y clavel no parece el mejor desenlace para cualquier estreno.