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Otra ilusión por Julián García Candau
De ilusión también se vive y tal debería ser el eslogan del Atlético, que cada temporada parece que va a dar el golpe y en realidad se lo da. Ha vuelto el «Cholo» Simeone, jugador del que se guarda grato recuerdo, para entrenar a un equipo desilusionado y desnortado. De los males se ha culpado a Manzano, quien es posible que no llegara a entender a la plantilla y menos aún a los dirigentes del club, pero todos los males del equipo no han sido consecuencia de su dirección, calificada de errática.
En el Atlético se padece, desde hace años, el problema de la mala confección de la plantilla. Se ha jugado demasiado con los números, con los traspasos y compras y de ahí que el equipo no haya tenido, salvo excepción, la formación capacitada para grandes logros. Del Atlético cabe recordar un hecho histórico: descendió con una formación más apropiada para luchar por los puestos europeos que por lo que finalmente sucedió. Buscar como coartada el hecho de que el club fuera intervenido judicialmente fue una más de las múltiples salidas de pata de banco que han adornado la historia colchonera.
Simeone es la esperanza. Se confía en que, al menos, cambie el carácter actual por espíritu luchador, el mismo del que hizo gala como jugador. Para asaltar torreones hacen falta más Quiñones. La duda está en si ello será suficiente.
Posdata. Si hubiera dinero en las cajas, Juan Carlos Garrido y Gregorio Manzano no habrían sido los únicos destituidos.
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