Disturbios

«Rendición o muerte» para los narcos de la favela del Alemán

La Policía Militar de Río cerca el refugio de las bandas

La Policía de Río insta a los narcos a rendirse
La Policía de Río insta a los narcos a rendirselarazon

El comandante de la Policía Militar de Río de Janeiro, el coronel Mario Sergio Duarte, exigió ayer a los narcotraficantes que controlan la barriada Alemao que se rindan para evitar que la cifra de 46 muertos siga aumentando cuando entren los centenares de policías y militares que tienen cercado ese conjunto de favelas.
Decenas de narcotraficantes expulsados hace tres días por la Policía de su fortín en la favela Vila Cruzeiro se refugiaron en el vecino Complexo do Alemao, cuyos accesos están bajo control de policías y militares del Ejército.
«Con relación al Complexo do Alemao, tenemos todo listo para hacer el rescate de aquel territorio. Le ordenamos a los criminales que se entreguen cuando todavía hay tiempo. A los criminales que quieran entregarse y deponer las armas, estaremos esperándolos para encaminarlos a la cárcel», aseveró Duarte en declaraciones recogidas por Efe.
El comandante de la operación sugirió a quienes quieran abandonar la violencia que se entreguen en la calle Joaquim Queiroz, cercana al complejo de favelas del Alemao, en la zona norte de Río de Janeiro.
«Después de que la Policía entre (en el Complexo do Alemao), la situación será muy difícil», subrayó el jefe de Policía Militar.
La ola de violencia desatada hace una semana por los narcos ha dejado decenas de detenidos y más de un centenar de vehículos quemados por los delincuentes en distintos puntos de la ciudad y su área metropolitana.
Duarte señaló que los policías entraron en Vila Cruzeiro permanecerán en esa favela para evitar que vuelva a ser tomada por el crimen organizado y subrayó que el Complexo do Alemao también será tomado. «Entramos en Vila Cruzeiro para quedarnos. Entraremos también en el Complexo do Alemao», remarcó.
Mientras expira el ultimátum, reina una tensa calma en la favela tomada por el Comando Vermelho. Abrieron los bares y algunos vecinos salieron a pasear, incluso acompañados de niños, ante la mirada del millar de agentes.