Bruselas

Irlanda acepta el rescate y la UE tutelará su política fiscal

Después de mucho batallar, Irlanda ha arriado su bandera para izar la blanca. El ministro de Economía del país celta, Brian Lenihan, abrió ayer la puerta a recibir un paquete de ayudas dirigidas a su sector bancario, en serios apuros para hacer frente a sus pagos, mediante la creación de un «fondo de contingencia», que sería la opción de rescate preferida por el Ejecutivo irlandés.

Varios viandantes caminando ante el Banco de Irlanda en Dublín
Varios viandantes caminando ante el Banco de Irlanda en Dublínlarazon

La de Lenihan es la primera declaración de un miembro del Gabinete de la isla en la que se contempla una ayuda que todo el mundo da ya por hecha –ayer llegaron al país los técnicos de la UE y del FMI para perfilar las condiciones del plan– y se produjo sólo unas horas después de que el presidente del Banco Central de Irlanda, David Honohan, diese por hecho que su Gobierno aceptará el rescate.

Decenas de miles de millones

«Creo que eso es definitivamente lo que va a ocurrir», afirmó Honohan, que considera que la banca, ya nacionalizada, necesita «decenas de miles de millones», 50.000, según los cálculos que se han hecho inicialmente. Honohan coincidió con Lenihan en que ese dinero, prestado con un interés del 5 por ciento, similar al de Grecia, podría usarse como un «fondo de contingencia» con el que mostrar al mercado que no hay problemas de liquidez, aunque esos fondos no se lleguen a utilizar.

Resignada a tener que recibir este balón de oxígeno por parte de la UE, el BCE y el FMI, Irlanda lucha ahora por limitar el paquete de ayudas al sector bancario y evitar así una intrusión de la docrtina comunitaria y del FMI en su política fiscal, batalla en la que tiene todas las de perder.

El pasado miércoles, el comisario de Asuntos Económicos de la UE, Olli Rehn, ya anunció que su intención es imponer condiciones fiscales a Irlanda y ayer, fuentes comunitarias apuntaron en este sentido que no sólo se dictarán a Dublín las reformas a hacer, sino que se tutelarán desde Bruselas para evitar que se incumplan y que provoquen un rebrote de la crisis en el país.

Irlanda quiere proteger a toda costa la joya de su corona, su bajo impuesto de sociedades del 12,5%, la mitad de la media comunitaria, que le permite atraer empresas y contra el que se manifestaron abiertamente el pasado miércoles en el Ecofin Francia, Italia y Austria. Dublín da por hecho que si pierde parte de su soberanía fiscal, tendrá que subir impuestos.

La baja fiscalidad desaparece

Y no le falta razón después de que Rehn advirtiese de que el «Tigre Celta» dejará de ser un país de baja fiscalidad después de la crisis actual. Pero como reiteró el primer ministro irlandés, Brian Cowen, el Ejecutivo de la isla no se plantea bajo ningún concepto renunciar a su impuesto de sociedades, que calificó de «innegociable» ante las autoridades de la euro zona y que considera que está protegido por el Tratado de Lisboa de la Unión Europea (UE).