Sevilla
Dos millones más para eliminar los «puntos negros» del carril bici
Las obras se ejecutan con cargo a los fondos estatales, al igual que la reciente ampliación de la red en 30 kilómetros.
SEVILLA- El carril bici sigue siendo una de las grandes apuestas del Ayuntamiento, que recientemente finalizó la extensión de la red en 30 nuevos kilómetros, con una inversión de 11,5 millones de euros. Ahora, la Delegación de Infraestructuras para la Sostenibilidad ha adjudicado por 2,2 millones a la empresa Rus un proyecto para la adecuación, acondicionamiento y mejoras en materia de seguridad vial para la red de carriles bici. Las obras, con cargo al Plan 5.000 –la extensión de la red se hizo con fondos del Plan 8.000– durarán siete meses e incluirán mejoras tales como la creación de dársenas de espera exclusivas para ciclistas en los cruces o de bandas de seguridad frente a carriles de aparcamiento en batería, para evitar la intrusión de una parte de los vehículos en la vía ciclista.
Entre las premisas del proyecto se encuentra conseguir una mayor adherencia de la rodadura ciclista, especialmente en los lugares donde pueda haber riesgo de velocidad elevada, así como la necesidad de eliminar los posibles obstáculos existentes en la red. De esta manera, se contempla una coordinación de fases semafóricas para coches y bicicletas, de manera que éstas últimas dispongan, cuando sea posible, de fase exclusiva, con el objetivo de evitar las situaciones de peligrosidad que se producen cuando ambos comparten la fase ámbar. Se instalarán módulos «leds» exclusivos para ciclistas en los semáforos para la regulación diferenciadas, al tiempo que se fresarán y repintarán las intersecciones. Asimismo, se promoverá la mejora de la señalización horizontal, la implantación de un revestimiento antideslizante para evitar accidentes los días de lluvia, la eliminación de obstáculos y la colocación de sombras.
Evitar la invasión de los coches
El proyecto de mejoras en la red de carriles bici prestará especial atención a las interferencias de aparcamientos contiguos a las vías ciclistas, ya que se ha detectado que en muchas ocasiones los vehículos que aparcan en batería invaden parte del carril. Para evitarlo, se proyectará una zona de bordillo recrecido de unos 60 centímetros de ancho entre la vía ciclista y el aparcamiento que separe ambas infraestructuras. En otros casos, se optará por la colocación de bolardos.
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