Sevilla
«Tenísticamente no soy joven»
Rafael Nadal no se da tregua. El número uno del mundo fue uno de los más activos componentes del equipo en la noche sevillana posterior a la quinta Ensaladera. Fue uno de los últimos en retirarse, pero a primera hora de la tarde estaba en Madrid.
Madrid- Se trataba de un acto en el que la marca deportiva que le patrocina inauguraba su sede en el centro de la capital. Su rostro no delataba el «castigo» de la noche anterior. No estaba solo. Carlos Costa, uno de sus ángeles de la guarda, y Carlos Moyá, uno de sus mejores amigos, le escoltaban. Pero había más. Marta Domínguez, Rudy, Llull, Nuria Fernández y el atlético Álvaro Domínguez fueron unos acompañantes de lujo. Pero el protagonista era él. Se sentó en el centro del escenario y el resto se distribuyó a su alrededor.
El número dos del mundo está en plena cuenta atrás para la temporada 2012. Este ejercicio cumple 10 años en el circuito. Debutó en 2003 en el Masters 1.000 de Montecarlo. Allí ganó tres partidos. Uno de ellos, en segunda ronda, fue a Albert Costa. 46 títulos después, Nadal ya piensa desde hace tiempo en lo que se avecina en el año olímpico. La «amenaza» que le lanzó su tío antes de la final –«tendrá tres días de descanso después de la Davis»– se cumplirá a rajatabla. Nadal volverá a coger la raqueta tres días después de haber tumbado a Del Potro y haber ganado su tercera Ensaladera. El plan es trabajar en Manacor los próximos 20 días, pasar la Nochebuena y la Navidad con su familia y el 27 de diciembre volar a Abu Dabi para disputar un torneo de exhibición en el que también estarán Djokovic, Federer, Ferrer... Petrodólares para cerrar 2011 y mirar el Abierto de Australia.
«Mi objetivo para 2012 no es recuperar el primer puesto de la clasificación mundial. Si vuelvo a ser el número uno será fabuloso, pero si termino el cinco no pasa nada. Lo que quiero es ser competitivo y sentir que puedo ganar en todos los torneos en los que juego. Para eso lo que tengo que hacer es prepararme y si voy haciendo las cosas bien puede que llegue el objetivo de los grandes torneos o los Juegos Olímpicos», reflexionó.
Rafa es el más consciente de que en 2012 afronta su año más exigente. Están Djokovic, el nivel que ha mostrado Federer en el último tramo de temporada, Murray, la recuperación de Del Potro, los Juegos... Todo eso le ha llevado a olvidarse de la Davis, al menos durante el primer tramo de la temporada. Las dos primeras eliminatorias se disputan a mediados de febrero y a primeros de marzo, respectivamente. Las semifinales llegan en septiembre después del Abierto de Estados Unidos. «La Davis está imposible al principio porque necesito sacar semanas de descanso de donde sea», dice. Y en ese «al principio» dejó una puerta entreabierta y luego hizo una reivindicación del nivel del tenis español: «Hay un grupo de jugadores fantásticos y para la primera ronda ante Kazajistán, vaya quien vaya, somos favoritos». En el grupo de futuribles tampoco está Ferrer. Eso abre las opciones de Marcel Granollers, Tommy Robredo, Albert Montañés y se las podría abrir a «Nico» Almagro, décimo jugador del mundo, aunque él ayer se borró muy a su estilo. «Tengo serias dudas de que pudiera ser convocado al equipo incluso renunciando las 400 primeras raquetas nacionales. Por eso todos parecen tenerlo claro menos yo...», comentó el tenista en su cuenta de twitter en una clara alusión a que hay alguna raqueta que considera el equipo de la Davis terreno poco menos que vetado.
Nadal no quiere saber nada de guerras. Él mañana tiene asumido que empieza el tramo decisivo para marcar qué sucederá en 2012. «Mi trabajo mental es el trabajo en el día a día. No voy a un psicólogo ni necesito ayuda externa. Soy consciente de las carencias y lo que trato es ir siempre al límite». Rafa, hoy como en los últimos diez años.
Abierto hasta el amanecer
Madrid- Sevilla fue especial para el equipo español hasta el amanecer del lunes. La tímida celebración en el vestuario y las formalidades que argentinos y españoles compartieron en la cena oficial se olvidaron a partir de las dos de la mañana. El equipo español en pleno se desplazó a una discoteca sevillana cercana al estadio de La Cartuja y allí Nadal, Ferrer y compañía dejaron de ser tenistas. Pulserita vip para los privilegiados; «revip» para los miembros del equipo; una zona vedada en la primera planta que incluía el escenario, una zona más exclusiva en la segunda planta; personal femenino sacado de un «casting» digno del programa «Hombres Mujeres y Viceversa»; peticiones de fotos por todos lados; botellas de champán... Acoso y derribo a los jugadores, a los entrenadores, a todo el que fuera sospechoso de tener algo que ver con el equipo. Los jugadores bailaron, cantaron, lo dieron todo. Ahora «Ai se eu te pego», la canción que bailan Cristiano y Marcelo en los goles; «Gracias por ser español»; «Danza kuduro»... Casi todos en el escenario. A Verdasco, al margen de la fiesta, le tuvieron que decir que compartiera el momento. Lo hizo. Se colocó en un extremo. Unos bailes y siguió a lo suyo; él por un lado y el resto por el otro. Cuando amanecía, el equipo dejó la discoteca.
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