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Un detective algo más que elemental

Cuando Sir Arthur Conan Doyle decidió dar muerte a Sherlock Holmes en «El problema final», la «Strand Magazine» recibió un aluvión de cartas en las que los lectores mostraban su descontento por el prematuro desenlace con el que concluían las aventuras del detective, llegando incluso miles de ellos a darse de baja de su suscripción del periódico.

Arriba, Cumberbatch y Freeman dan vida a Sherlock y Watson en la última versión para televisión.
Arriba, Cumberbatch y Freeman dan vida a Sherlock y Watson en la última versión para televisión.larazon

Tras esto, el escritor publicó «La casa vacía», el relato de la «resurrección» de Sherlock Holmes, y con él, nació un mito. Además de las más de cien películas que han visto la luz en poco más de un siglo, las aventuras de Sherlock Holmes no pasan de moda, y la TV ha dado buena muestra de ello a través de varias series inspiradas en su figura.

Con móvil y ordenador
La última producción televisiva que aborda las aventuras del investigador del 221B de la calle Baker es «Sherlock», una serie de la BBC que ha estrenado el canal TNT y que se ha inspirado en la cinta «La vida privada de Sherlock Holmes», dirigida por Billy Wilder. La acción se traslada al siglo XXI, donde Benedict Cumberbatch (Sherlock) y Martin Freeman (John Watson), son los encargados de llevar «la ciencia de la deducción» a un Londres de teléfonos móviles y ordenadores portátiles. Sin abandonar la importancia de las reflexiones de una mente privilegiada, los crímenes se resuelven con un ritmo trepidante envueltos en ingenisos diálogos.

La acción esta repleta de curiosos recursos estilísticos como la aparición de mensajes de texto en la pantalla para explicar un caso, o detalles de los crímenes al más puro estilo «C.S.I.». Además, en lugar de morfina, este moderno Sherlock se ayuda de parches de nicotina para aclarar sus ideas.

Si bien es cierto que Cumber-batch es el candidato perfecto para convertirse en el mejor Sherlock de la historia televisiva, combinando con soltura petulancia y genialidad, tiene un duro adversario: el Holmes más carismático, aunque de gesto huraño, que interpretó Jeremy Brett. Desde 1984 a 1994, y junto a dos Watsons diferentes, interpretó el papel del detective londinense en más de cuarenta ocasiones, repartidas en cuatro producciones que siguen casi al pie de la letra los relatos de Doyle. Brett, junto a Basil Rathbone en el cine, fue el actor que más veces ha se metió en la piel de Sherlock Holmes, interpretación que se convirtió en una obsesión.

Perdió peso, aprendió a fumar en pipa y a usar la mano derecha siendo zurdo. Pero tras filmar la primera temporada de la serie, su obsesión por el personaje le llevó a una terrible depresión, a lo que se sumó la muerte de su mujer. En 1993, tras sufrir un enfisema, dejó de interpretar a Holmes.

Sherlock versus Doyle

En el año 2000, tras múltiples adaptaciones de la vida del icono detectivesco, fue de nuevo la BBC quien decidió dar una vuelta de tuerca creando «Los misterios del auténtico Sherlock Holmes», una serie de cinco episodios en la que el protagonista no es el personaje literario, sino su creador: el joven Arthur Conan Doyle. Cansado de sus estudios en Edimburgo, conoce al doctor Bell, quien le introduce en los misterios de la lógica deductiva y le lleva a situaciones que después plasmará en sus novelas.


Un sagaz perro y un Sherlock descongelado
Quizá sea en el terreno de la animación donde las aventuras televisivas del singular personaje son más conocidas. La coproducción japonesa-italiana «Sherlock Holmes», creada en 1984 estaba ambientada en un Londres de principios del siglo XX habitado por perros. Un sagaz Sherlock y un servicial Watson intentan ayudar a los londinenses mientras el malvado Moriarty se empeña en truncar sus planes (izq.). En 1999, los americanos Scott Heming y Paul Quinn pretendieron repetir, sin fortuna, el éxito de ésta con «Sherlock Holmes en el siglo XXII», en la que un Watson robótico y la inspectora Lestrade (Lestrade es un hombre en los relatos de Doyle), acompañan a un Sherlock que acaba de ser descongelado.