España
Un final de altura por José M izurzun
Festival de Múnich«Turandot». Dir. escénica: Carlus Padrissa/La Fura dels Baus. Dirección musical: D. Ettinger. Intérpretes: J.Wilson, M. Berti, E. Scherbachenko. «La Traviata». Dir. escénica: G. Krämer. Dir. musical: O.M.Wellber. Intérpretes: M.Agresta, R.Vargas, S.Keenslyside. Múnich, 26/27-VII-12.
Con estas dos óperas llega a su final el Festival de Munich, al que únicamente falta Der Rosenkavalier con Renée Fleming. «Turandot» tenía el gran atractivo de la producción de La Fura dels Baus, cuyo trabajo me ha resultado decepcionante. Padrissa y su equipo se empeñan en ofrecer un movimiento permanente en escena, donde todo se mueve, salvo los cantantes. Todo se pone al servicio de la estética y del afán de convertir la escena en la auténtica protagonista. Una producción que no está al servicio de la obra musical no merece estar presente en un escenario. Una pena, porque uno siempre espera lo mejor de La Fura. Tampoco la dirección musical de Dan Ettinger fue muy brillante, y en el reparto Jennifer Wilson demostró que vocalmente ha perdido mucho. Marco Berti fue una vez más Calaf, salvo que en esta ocasión estuvo más forzado. Ekaterina Scherbachenko fue una decepcionante Liú. Le falta peso vocal y no le ayudó tener que cantar su aria final a más de 20 metros de altura.
Renovación
La producción de Krämer en «La Traviata» estrenada en 1993 está pidiendo a gritos ser reemplazada por algo más moderno. Hay que destacar la dirección musical de Omer Meir Wellber, el titular del Palau que llevó la obra con buen pulso y tiempos vivos, obteniendo un estupendo rendimiento de la magnífica orquesta de la Bayerische Staatsoper. La cancelación de Anja Harteros puso a prueba la categoría del teatro, que salió triunfante del desafío al reemplazarla por la joven italiana Maria Agresta, que obtuvo un triunfo importante. Hace un mes que el buen olfato de Helga Schmidt hizo debutar a esta soprano en España. Esperemos que cuide su repertorio y no vuelva a cantar roles muy pesados, como lo ha hecho en un pasado reciente. A su lado estuvo el mejicano Ramón Vargas como Alfredo. Sigue con su preciosa voz de lírico-ligero, pero se nota la frecuentación de personajes excesivamente pesados para él. Simon Keenlyside fue un Papá Germont próximo al ideal. Este barítono es un gran artista, además de un magnífico cantante y su triunfo fue muy merecido.
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